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El muchacho y el dragón

DRAGON.jpg

EL MUCHACHO Y EL DRAGÓN



Y furiosos dragones volaban
en ardientes orgías mortales,
de negro carbón eran sus señales
donde sus correrías llegaban.
A su tesoro adoraban
durmiendo en sus umbrales,
ronquidos de truenos brutales
que al más valiente mesaban.
Pero un día un muchacho
llegó al calor de su fuego
y se tomó como juego,
de la fiera, su mostacho.
Aniquilador de su poblacho
la bestia, de ira, queda ciego,
y el crío, de su talego,
de panal de miel le da chacho.
Jamas probó ambrosía
de tan exquisito sabor
y de tan peculiar color
que ahora se le ofrecía.
Ya solamente quería
un trozo de aquel doctor
que le aplacó el furor
de noche y de día...
 
N

Nube Blanca

Guest
Genial poema amigo Javier, donde ese mundo de fantasía
llega con esos dragones hasta dejarnos esta bonita
inspiración con pinceladas de tu gran talento poético.
Te felicito por tu bello trabajo.
Ha sido un placer pasar a dejar mi huella en tu espacio.
Besos y un abrazo. Tere
 

Clavel

Miembro Conocido
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EL MUCHACHO Y EL DRAGÓN



Y furiosos dragones volaban
en ardientes orgías mortales,
de negro carbón eran sus señales
donde sus correrías llegaban.
A su tesoro adoraban
durmiendo en sus umbrales,
ronquidos de truenos brutales
que al más valiente mesaban.
Pero un día un muchacho
llegó al calor de su fuego
y se tomó como juego,
de la fiera, su mostacho.
Aniquilador de su poblacho
la bestia, de ira, queda ciego,
y el crío, de su talego,
de panal de miel le da chacho.
Jamas probó ambrosía
de tan exquisito sabor
y de tan peculiar color
que ahora se le ofrecía.
Ya solamente quería
un trozo de aquel doctor
que le aplacó el furor
de noche y de día...

Linda poesía muy fantástica con una mirada mitológica se esos dragones que dejaron marcada la historia para siempre,hermoso poema!!!
Un abrazo.
 
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EL MUCHACHO Y EL DRAGÓN



Y furiosos dragones volaban
en ardientes orgías mortales,
de negro carbón eran sus señales
donde sus correrías llegaban.
A su tesoro adoraban
durmiendo en sus umbrales,
ronquidos de truenos brutales
que al más valiente mesaban.
Pero un día un muchacho
llegó al calor de su fuego
y se tomó como juego,
de la fiera, su mostacho.
Aniquilador de su poblacho
la bestia, de ira, queda ciego,
y el crío, de su talego,
de panal de miel le da chacho.
Jamas probó ambrosía
de tan exquisito sabor
y de tan peculiar color
que ahora se le ofrecía.
Ya solamente quería
un trozo de aquel doctor
que le aplacó el furor
de noche y de día...

Fantástico relato estimado amigo!
Siempre es un gusto pasar y disfrutar de tus versos!

Mil abrazos fraternos!! :)
 

Maese Josman

********
Realmente muy bueno, majestuosa, muy hermosa esta historia o cuento hecho poema, un más que fuerte aplauso mi apreciado amigo.
Chapo. José Manuel// Maese Josman.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
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EL MUCHACHO Y EL DRAGÓN



Y furiosos dragones volaban
en ardientes orgías mortales,
de negro carbón eran sus señales
donde sus correrías llegaban.
A su tesoro adoraban
durmiendo en sus umbrales,
ronquidos de truenos brutales
que al más valiente mesaban.
Pero un día un muchacho
llegó al calor de su fuego
y se tomó como juego,
de la fiera, su mostacho.
Aniquilador de su poblacho
la bestia, de ira, queda ciego,
y el crío, de su talego,
de panal de miel le da chacho.
Jamas probó ambrosía
de tan exquisito sabor
y de tan peculiar color
que ahora se le ofrecía.
Ya solamente quería
un trozo de aquel doctor
que le aplacó el furor
de noche y de día...

Muy buenos versos Javier ,una fantástica imaginación para plasmar estos versos con un final carnívoro jajaja,me encanto,gracias por compartir,un beso grande.
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,
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EL MUCHACHO Y EL DRAGÓN



Y furiosos dragones volaban
en ardientes orgías mortales,
de negro carbón eran sus señales
donde sus correrías llegaban.
A su tesoro adoraban
durmiendo en sus umbrales,
ronquidos de truenos brutales
que al más valiente mesaban.
Pero un día un muchacho
llegó al calor de su fuego
y se tomó como juego,
de la fiera, su mostacho.
Aniquilador de su poblacho
la bestia, de ira, queda ciego,
y el crío, de su talego,
de panal de miel le da chacho.
Jamas probó ambrosía
de tan exquisito sabor
y de tan peculiar color
que ahora se le ofrecía.
Ya solamente quería
un trozo de aquel doctor
que le aplacó el furor
de noche y de día...

Qué bonita historia, qué ingenioso muchacho.
Felicitaciones Javier.
Saludos.
Ana
 

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