Olimpia Era
Miembro Conocido
EL PINTOR
Es un niño de la posguerra,
que tiene talento para pintar,
un maestro encontró en su tierra,
para enseñarle el arte y empezar.
Son muchos hermanos en casa
y tienen que trabajar,
pues cada día hambre se pasa
y lo tienen que solucionar.
Nuestro joven artista,
va a pintar, pero no cuadros,
si no, paredes, columnas y aristas,
para su sueldo aportar.
Solo será una temporada,
hasta que todo vaya bien,
pero van pasando alboradas
y no hay cuadro que encuentre
quien lo compre, al precio de una soldada.
Vienen los hijos, pasan los años
y esa vocación
en el corazón le hace daño.
De vocación, su arte pasa a afición.
De su arte se aprovechan
los monjes, obispos y iglesias.
Ellos lo llaman para los templos
restaurar y repintar: Angelitos mofletones,
Vírgenes, santos y orfeones.
Pan de oro en los altares
Y encuadrando las imágenes y pilares.
En el pueblo sigue paredes pintando,
y, así el tiempo va pasando,
se ha hecho viejo trabajando
y solo por afición pintando.
Ahora, ya jubilado,
pinta cuadros para estar ocupado.
Son cuadros que explican su vida,
Como viñetas o platos de una comida.
Tan hermosa ha sido su obra,
que presenta una exposición,
por primera vez en su vida
sale hasta por televisión.
Tiene cuadros escondidos
que su pensar reflejan,
esos no los vende a nadie
por que son: Sus sueños encendidos,
sus pensamientos que reflejan,
su rabia, por la vida hecha parodia.
Mi querido y maravilloso pintor,
que en el alma tienes dolor,
descansa tranquilo, sin pena,
pues nunca vi más bello el Sena,
que en esa imagen plasmada,
me gustó tanto, que la tengo comprada.
Olimpia Era
Es un niño de la posguerra,
que tiene talento para pintar,
un maestro encontró en su tierra,
para enseñarle el arte y empezar.
Son muchos hermanos en casa
y tienen que trabajar,
pues cada día hambre se pasa
y lo tienen que solucionar.
Nuestro joven artista,
va a pintar, pero no cuadros,
si no, paredes, columnas y aristas,
para su sueldo aportar.
Solo será una temporada,
hasta que todo vaya bien,
pero van pasando alboradas
y no hay cuadro que encuentre
quien lo compre, al precio de una soldada.
Vienen los hijos, pasan los años
y esa vocación
en el corazón le hace daño.
De vocación, su arte pasa a afición.
De su arte se aprovechan
los monjes, obispos y iglesias.
Ellos lo llaman para los templos
restaurar y repintar: Angelitos mofletones,
Vírgenes, santos y orfeones.
Pan de oro en los altares
Y encuadrando las imágenes y pilares.
En el pueblo sigue paredes pintando,
y, así el tiempo va pasando,
se ha hecho viejo trabajando
y solo por afición pintando.
Ahora, ya jubilado,
pinta cuadros para estar ocupado.
Son cuadros que explican su vida,
Como viñetas o platos de una comida.
Tan hermosa ha sido su obra,
que presenta una exposición,
por primera vez en su vida
sale hasta por televisión.
Tiene cuadros escondidos
que su pensar reflejan,
esos no los vende a nadie
por que son: Sus sueños encendidos,
sus pensamientos que reflejan,
su rabia, por la vida hecha parodia.
Mi querido y maravilloso pintor,
que en el alma tienes dolor,
descansa tranquilo, sin pena,
pues nunca vi más bello el Sena,
que en esa imagen plasmada,
me gustó tanto, que la tengo comprada.
Olimpia Era
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