Yaneth Hernández
Miembro Conocido
Tengo en mi libreta, unas frases inconclusas, incoherentes,
grises / no pierdo la pésima costumbre de escribir en depresión,
quizá nada tenga sentido realmente /
miedo
silencio
demencia /
algo de Beckett, Pirandello. Nada que no pueda ser razonable
o a lo mejor un par de metáforas de lánguida conciencia.
El poeta sabe descifrar los misterios del lenguaje del alma,
unas veces irreverente otras con histriónica sapiencia
comulgando con el orgasmo de las palabras,
escenografía de sus vivencias.
Egocéntrico, nefasto,
reflejo de su soledad más elocuente.
Nada complace más a un poeta que su propia pieza inspiradora,
por naturaleza literaria,
su hambre de expresar /
al final de una jornada bebe un poco de soberbia / mastica ebriedad,
no existe el tiempo en su efímera enajenación.
La sátira lo convence de no ser realista.
Se larga al sofá con un libro simbólico / termina modernizando sus apreciaciones.
El poeta se desnuda, erosiona,
capta la exótica magia del amor.
Después de dejar la furia colgada en la batuta de Tchaikovski
renace / se compenetra con su intelecto
y abre un nuevo capítulo de versos en estructura melancólica.
Derechos reservados.
grises / no pierdo la pésima costumbre de escribir en depresión,
quizá nada tenga sentido realmente /
miedo
silencio
demencia /
algo de Beckett, Pirandello. Nada que no pueda ser razonable
o a lo mejor un par de metáforas de lánguida conciencia.
El poeta sabe descifrar los misterios del lenguaje del alma,
unas veces irreverente otras con histriónica sapiencia
comulgando con el orgasmo de las palabras,
escenografía de sus vivencias.
Egocéntrico, nefasto,
reflejo de su soledad más elocuente.
Nada complace más a un poeta que su propia pieza inspiradora,
por naturaleza literaria,
su hambre de expresar /
al final de una jornada bebe un poco de soberbia / mastica ebriedad,
no existe el tiempo en su efímera enajenación.
La sátira lo convence de no ser realista.
Se larga al sofá con un libro simbólico / termina modernizando sus apreciaciones.
El poeta se desnuda, erosiona,
capta la exótica magia del amor.
Después de dejar la furia colgada en la batuta de Tchaikovski
renace / se compenetra con su intelecto
y abre un nuevo capítulo de versos en estructura melancólica.
Derechos reservados.