barcelo77
Miembro Conocido
Esperamos el estruendo mudo del
ascensor,
el suspiro del picaporte...
el morir del segundero sin reloj.
La Santa Compaña atemoriza a mis
pasos.
El frenesí de las hojas ante la racha
y su tímido sollozo,
me hacen arrodillarme ante mi.
Atrás quedan los viejos umbrales
que encierran errores pasados.
Su chirriar inquietante,
su llave,
arrojada al mar del descosuelo,
llega sin más a tocar fondo.
"Ya nada será lo mismo
después del sorbo dulce
del primer paso",
dijo un caminante anónimo
justo antes de levantarse
de la roca de sus miedos...
y continuar la marcha,
su marcha.
Ahora sí que la miel endulza
el paladar del asno,
y éste sonríe
ante la amargura de la misería,
ante las flores
que ya marchitas
aún brillan secas.
Se eleva el globo...
y la sonrisa desaparece...
se eleva.
Se fué.
No volverá;
jamás.
Ahora que mis manos están
arrugadas,
vacías,
¿qué paloma se atreverá a anidar?
Ahora que mi corazón
late en constante sintonía,
¿por quién debo sangrar?...
Quemé ya las vendas muertas;
los párpados del aquí y allá;
la sed de los recuerdos...
recuerdos de niñez,
de vejez.
Ahora,
¡grítame que me amas;
que estoy en paz!
Poema escrito con Adrián Gonzalez, "Uno mas", sabes que siempre es un placer escribir contigo camarada.
ascensor,
el suspiro del picaporte...
el morir del segundero sin reloj.
La Santa Compaña atemoriza a mis
pasos.
El frenesí de las hojas ante la racha
y su tímido sollozo,
me hacen arrodillarme ante mi.
Atrás quedan los viejos umbrales
que encierran errores pasados.
Su chirriar inquietante,
su llave,
arrojada al mar del descosuelo,
llega sin más a tocar fondo.
"Ya nada será lo mismo
después del sorbo dulce
del primer paso",
dijo un caminante anónimo
justo antes de levantarse
de la roca de sus miedos...
y continuar la marcha,
su marcha.
Ahora sí que la miel endulza
el paladar del asno,
y éste sonríe
ante la amargura de la misería,
ante las flores
que ya marchitas
aún brillan secas.
Se eleva el globo...
y la sonrisa desaparece...
se eleva.
Se fué.
No volverá;
jamás.
Ahora que mis manos están
arrugadas,
vacías,
¿qué paloma se atreverá a anidar?
Ahora que mi corazón
late en constante sintonía,
¿por quién debo sangrar?...
Quemé ya las vendas muertas;
los párpados del aquí y allá;
la sed de los recuerdos...
recuerdos de niñez,
de vejez.
Ahora,
¡grítame que me amas;
que estoy en paz!
Poema escrito con Adrián Gonzalez, "Uno mas", sabes que siempre es un placer escribir contigo camarada.
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