Yan
Miembro Conocido
Se derrama el bronce de la tarde
sobre la Madonna en su desnudez sin alba;
hilan el tapiz del horizonte
vistiendo la tarde de diamantino sollozo
en los finísimos pliegues del manto de lo Impoluto.
La cósmica silueta de sus manos
se desliza sobre la arcilla del silencio,
enmudeciendo el rocío mesiánico de besos
figurando un viaje cósmico al Taj Mahal
de carne y aliento disperso por el resonar
clandestino e íntimo de la arboleda florentina.
La profecía del anhelo y del Espíritu Santo
en la blanca recámara de las pieles,
rigurosamente de pasión, asciende al Olimpo,
con un laúd de armónica dulzura,
enlazando los iconos del Panteón de Agripa
transportando al universo al sosiego nocturno.