lupita molina de hoyos
Miembro Conocido
ELLA Y EL
Juntos caminaban despacio,
sin prisa ni tiempo,
ella tomada de su mano
él la acariciaba con la mirada
ella sonreía feliz de saberse amada
él , la abrazaba y besaba con ese gran amor
que salía de su corazón.
El mundo era de ellos,
acariciaron la ilusión de vivir por siempre juntos
y jamás dejar que nada los separara
para que ese bello amor perdurara
y los mantuviera unidos por una eternidad
El tiempo pasó,
ellos sentían que ese sentimiento que nació entre los dos sería eterno
pues él la veía con ese mismo amor
y ella se entregaba a él con una gran pasión.
Juntos veían nacer el dia acariciando esa sensación
que les dejaba después de haber hecho el amor,
que los hacia sentir que la gloria existía
y que por siempre en ellos perduraria
Él
un día despertó
y como siempre la abrazo
para besarla y decirle cuánto la amaba,
pero ella no respondió.
Él llorando acarició el inerte cuerpo de su amada,
la beso queriendo darle con sus besos la vida
que la muerte le arrebataba.
Ahora camina solo y triste
dirigiendo sus pasos al último aposento dónde la depositó,
esperando ese momento de reunirse con ella.
Para seguir entregándole todo lo que de su ser nació
y que en él ,
aún después del tiempo
y la misma muerte perduró.
Lupita Molina de Hoyos
Mexico 14 - 09 - 2014
Derechos Reservados
Juntos caminaban despacio,
sin prisa ni tiempo,
ella tomada de su mano
él la acariciaba con la mirada
ella sonreía feliz de saberse amada
él , la abrazaba y besaba con ese gran amor
que salía de su corazón.
El mundo era de ellos,
acariciaron la ilusión de vivir por siempre juntos
y jamás dejar que nada los separara
para que ese bello amor perdurara
y los mantuviera unidos por una eternidad
El tiempo pasó,
ellos sentían que ese sentimiento que nació entre los dos sería eterno
pues él la veía con ese mismo amor
y ella se entregaba a él con una gran pasión.
Juntos veían nacer el dia acariciando esa sensación
que les dejaba después de haber hecho el amor,
que los hacia sentir que la gloria existía
y que por siempre en ellos perduraria
Él
un día despertó
y como siempre la abrazo
para besarla y decirle cuánto la amaba,
pero ella no respondió.
Él llorando acarició el inerte cuerpo de su amada,
la beso queriendo darle con sus besos la vida
que la muerte le arrebataba.
Ahora camina solo y triste
dirigiendo sus pasos al último aposento dónde la depositó,
esperando ese momento de reunirse con ella.
Para seguir entregándole todo lo que de su ser nació
y que en él ,
aún después del tiempo
y la misma muerte perduró.
Lupita Molina de Hoyos
Mexico 14 - 09 - 2014
Derechos Reservados