En la casa del Relámpago
(A Sayen)
Yo no sé a dónde vamos.
Acaso desbordamos como el rio
o habitamos la casa del relámpago
y de a poco nos reconvertimos
en el aguacero y su remanso.
O quizá nunca nos fuimos
y vivimos en la brevedad
de la rima y el suspiro,
en el crepúsculo enmarañado,
en la hoja que pende del aire,
en las líneas de las manos.
Yo solo sé lo que supongo,
que siempre puntuales como en todo
a la hora de cenar llegan los pájaros,
ponen velas sobre la mesa,
llenan de sol nuestros platos,
luego convergen los cerros
y forman con sus manos archipiélagos,
tienden profundos manteles oceánicos
para que germine el trigo,
de la Madre su milenario tacto
y balen canciones de cuna
con tempestad, con rezago.
Y ya dispuestos todos a la mesa
llenaremos todos los cántaros
con la pizca de la lluvia
en la casa del relámpago
y Ella abrirá la puerta
con la sonrisa que te ha dado,
vestida con despeinadas nubes
uno de tus rizos, su relicario,
y hablará largo y tendido
con tu poesía y con tus hijos,
como si te tuviera por vez primera
pequeñita y en sus brazos.
Yo no se a donde vamos,
pero imagino que Ella
nunca se fue a ningún lado.
FLL
(A Sayen)
Yo no sé a dónde vamos.
Acaso desbordamos como el rio
o habitamos la casa del relámpago
y de a poco nos reconvertimos
en el aguacero y su remanso.
O quizá nunca nos fuimos
y vivimos en la brevedad
de la rima y el suspiro,
en el crepúsculo enmarañado,
en la hoja que pende del aire,
en las líneas de las manos.
Yo solo sé lo que supongo,
que siempre puntuales como en todo
a la hora de cenar llegan los pájaros,
ponen velas sobre la mesa,
llenan de sol nuestros platos,
luego convergen los cerros
y forman con sus manos archipiélagos,
tienden profundos manteles oceánicos
para que germine el trigo,
de la Madre su milenario tacto
y balen canciones de cuna
con tempestad, con rezago.
Y ya dispuestos todos a la mesa
llenaremos todos los cántaros
con la pizca de la lluvia
en la casa del relámpago
y Ella abrirá la puerta
con la sonrisa que te ha dado,
vestida con despeinadas nubes
uno de tus rizos, su relicario,
y hablará largo y tendido
con tu poesía y con tus hijos,
como si te tuviera por vez primera
pequeñita y en sus brazos.
Yo no se a donde vamos,
pero imagino que Ella
nunca se fue a ningún lado.
FLL