Filan
Miembro Conocido
Tu luna y la mía, entre cerezos
se escondían.
Laberinto mágico de ternura
eran los pétalos de nuestras voces,
bautizando los árboles de nuestra historia
con el fervor de nuestros nombres.
Cosmos en las hebras del diálogo
amoroso.
Vida en el bordado pausado de los besos.
Quedan los sueños, manuscritos
de amor en ese lecho de flores.
Queda el aguardar la hora,
-reloj de fidelidad -
en que volvamos a ese inmaculado lar,
porque no hay flaqueza en mi latir
ni sombras de duda, capaces
de labrar en la ciega penumbra
la mordaz tumba del olvido.