Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Es tarde para pensar
lo que pudiera haber sido
si yo no hubiera nacido
como soy, por puro azar.
No se puede remediar
si el Destino lo ha querido,
soy como soy y he vivido
con tal carga a mi pesar.
¿Que aún es tiempo? Es muy posible,
aunque es difícil la meta.
Pero nada no es factible.
si al temor se le sujeta.
¿No lo soy y era imposible
en mis sueños ser poeta?
Aunque es extraño, lo soy.
Y por serlo soy amado
por quien de mí se ha prendado,
a la que amor también doy.
La lástima es que ya es hoy
muy tarde, tengo un pasado
y aunque sí esté enamorado,
¿hasta qué punto lo estoy?
Llevo un lastre, una cadena,
que me sujeta tan fuerte
a una terrible condena
que me atará hasta mi muerte.
Conmigo, ¡hermosa morena!,
no tuviste mucha suerte!
¡Mas quién sabe si el Destino,
caprichoso cual mujer,
me quiso favorecer
cruzándote en mi camino!
Nadie conoce su sino,
pues no existe ningún ser
capaz nunca de saber
ni lo que piensa el vecino.
Espera, pues, por si acaso
un milagro sucediera;
mas temo no será el caso,
aunque ojalá que lo fuera.
¡Yo no puedo dar el paso
y hacerte mi compañera!
Tampoco tú lo querrías,
a costa de otra persona;
así que, niña, perdona
si no te doy alegrías.
¿Tú cometer felonías,
ser tildada de ladrona?
¡Si hasta tu mente cuestiona
a saber si mal no harías!
¡Si en tu nombre ya va escrito
el de la Madre de Dios..!
Llevas su nombre bendito
del que utilizas en pos.
¡No me dirás ni maldito
si un día te digo adiós!
lo que pudiera haber sido
si yo no hubiera nacido
como soy, por puro azar.
No se puede remediar
si el Destino lo ha querido,
soy como soy y he vivido
con tal carga a mi pesar.
¿Que aún es tiempo? Es muy posible,
aunque es difícil la meta.
Pero nada no es factible.
si al temor se le sujeta.
¿No lo soy y era imposible
en mis sueños ser poeta?
Aunque es extraño, lo soy.
Y por serlo soy amado
por quien de mí se ha prendado,
a la que amor también doy.
La lástima es que ya es hoy
muy tarde, tengo un pasado
y aunque sí esté enamorado,
¿hasta qué punto lo estoy?
Llevo un lastre, una cadena,
que me sujeta tan fuerte
a una terrible condena
que me atará hasta mi muerte.
Conmigo, ¡hermosa morena!,
no tuviste mucha suerte!
¡Mas quién sabe si el Destino,
caprichoso cual mujer,
me quiso favorecer
cruzándote en mi camino!
Nadie conoce su sino,
pues no existe ningún ser
capaz nunca de saber
ni lo que piensa el vecino.
Espera, pues, por si acaso
un milagro sucediera;
mas temo no será el caso,
aunque ojalá que lo fuera.
¡Yo no puedo dar el paso
y hacerte mi compañera!
Tampoco tú lo querrías,
a costa de otra persona;
así que, niña, perdona
si no te doy alegrías.
¿Tú cometer felonías,
ser tildada de ladrona?
¡Si hasta tu mente cuestiona
a saber si mal no harías!
¡Si en tu nombre ya va escrito
el de la Madre de Dios..!
Llevas su nombre bendito
del que utilizas en pos.
¡No me dirás ni maldito
si un día te digo adiós!
