• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Espejito, espejito mágico

Espejito, espejito mágico


Fue verlo y me sedujeron sus formas. Al asomarme y contemplar mi cara reflejada, me sentí la mujer más bella.
Le pregunté al dependiente de dónde procedía, pero su única respuesta fue:
— Si quieres comprarlo deberás llevarte el reloj de pared a juego.
Eran dos piezas únicas y muy valiosas así que no me lo pensé dos veces. Me quedarían perfectas en el salón.
A los pocos días empecé a darme cuenta que no podía dejar de buscar mi efigie en aquel espejo, mientras el reloj parecía hacer su función acompasándome en los momentos en que observaba mi belleza.
Apenas dormía, y cuando conseguía cerrar los ojos mis sueños me llevaban al interior del espejo. Era consciente de mi dependencia, pero no podía ni quería evitarla.
Ya no necesitaba preocuparme más por el aspecto que tuviera. El espejo siempre me mostraba un rostro resplandeciente y un cuerpo perfecto.
Así pasé muchos días, viviendo sólo para idolatrar mi propia imagen.
Una mañana se dejó de escuchar aquel tictac de la péndola y al pasar por delante del espejo, un halo de terror recorrió mi cuerpo: la imagen que me mostraba era aterradora. Un cuerpo demacrado, unas ojeras profundas como la misma muerte… Comprendí que el tiempo había decidido terminar con mi vanidad.
 
Espejito, espejito mágico


Fue verlo y me sedujeron sus formas. Al asomarme y contemplar mi cara reflejada, me sentí la mujer más bella.
Le pregunté al dependiente de dónde procedía, pero su única respuesta fue:
— Si quieres comprarlo deberás llevarte el reloj de pared a juego.
Eran dos piezas únicas y muy valiosas así que no me lo pensé dos veces. Me quedarían perfectas en el salón.
A los pocos días empecé a darme cuenta que no podía dejar de buscar mi efigie en aquel espejo, mientras el reloj parecía hacer su función acompasándome en los momentos en que observaba mi belleza.
Apenas dormía, y cuando conseguía cerrar los ojos mis sueños me llevaban al interior del espejo. Era consciente de mi dependencia, pero no podía ni quería evitarla.
Ya no necesitaba preocuparme más por el aspecto que tuviera. El espejo siempre me mostraba un rostro resplandeciente y un cuerpo perfecto.
Así pasé muchos días, viviendo sólo para idolatrar mi propia imagen.
Una mañana se dejó de escuchar aquel tictac de la péndola y al pasar por delante del espejo, un halo de terror recorrió mi cuerpo: la imagen que me mostraba era aterradora. Un cuerpo demacrado, unas ojeras profundas como la misma muerte… Comprendí que el tiempo había decidido terminar con mi vanidad.
RAQUEL

¡Qué estremecedor relato!

Abrazos y besos quiteños,

Guillermo.

 

MARIPOSA NEGRA

********
woooww excelente relato Raquel, damos demasiada importancia a la apariencia física, hasta que alguien o algo nos pone los pies en la tierra, un enorme placer leerte, besos
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba