Antonio Jurado Rivera
Miembro Conocido
Estaba tan bonita que con su gracia
sin darme cuenta me conquistaba.
Creí adivinar que estaba a punto
de caer en mis brazos sin remisión,
perdidamente enamorada.
Porque me sonreía muy zalamera
cuando pasaba cerca de mí.
Pero eso no era cierto y no pasó así.
El que cayó perdidamente enamorado
fue este idiota, en el instante en que la vi.
Se paseó tantas veces ante mis ojos
entusiasmada, que lo que estaba haciendo
era decirme como si hablara con claridad,
que la olvidara, que no sería mi flor
la que estaría en su jardín nunca plantada.
¡Cuánta vergüenza! pasé yo aquella noche
por haberme fiado otra vez de las apariencias.
Mi vanidad incorregible me abandonaba.
Después, llorando a solas yo mismo me decía
¡qué tonto fui!. Se evaporó otra enamorada.
Cada vez que veo faldas yo me imagino
que con mis encantos irresistibles,
que el amor ese día me hará feliz
y las chicas más bonitas de aquel lugar
inevitablemente son para mí.
Fue mi madre quién me sacó de dudas
al darse cuenta de mi desconsuelo.
Madura ya hijo mío, ya es el momento
de que pienses en la vida con la cabeza
y llevando los pies siempre en el suelo.
Antonio Jurado - España
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