Hablar sin decir palabras

[José Luis Blázquez]

HABLAR SIN DECIR PALABRAS


Perdóname, mi bien: no tengo fuerza
para poder decirte cara a cara
que te amo con locura, ciegamente,
con un amor que me atraviesa el alma;
tu imagen me acompaña por el día,
de noche me ilumina tu mirada
y en mi delirio sueño que me quieres
y sufro al despertar cada mañana;
quiero reír pero el dolor lo impide,
quiero llorar y hasta me faltan lágrimas,
quiero olvidarte y de pensarlo sólo
un nudo se me forma en la garganta;
nunca podrás saber lo que te quiero
porque para expresarlo no hay palabras,
mas aunque no lo diga con los labios
te lo repetiré con la mirada.
Tú irás por un camino y yo por otro,
jamás nos unirá ningún mañana
por ser éste un amor más que imposible:
te conocí muy tarde: ¡fue una lástima!


José Luis Blázquez Gómez
De mi libro “Versos para recordar”

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[margui]

Que cosa más bella, tus poemas de amor son tan hermosos que me transportan a la juventud tan intensa y emocional, me gusta mucho la poesía “de antes” bueno, no se como decirlo… un abrazo

 

[Callejero]

Para serte sincero, esperaba un final con perdices, como en las pelis.
Esta claro que una cosa es la realidad, y otra la ciencia ficción... aunque muchas veces no se sabe cuál es cada cual.

Romance heroico, para mi gusto, sin tacha; con un lenguaje sencillo y entrañable, así lo veo.

Te felicito.
Abrazos

 

[José Luis Blázquez]

Muchas gracias, Margui, por las palabras de elogio que dedicas a mi sencilla obra.

Un beso.

 

[José Luis Blázquez]

Muy agradecido, Callejero, por la apreciación tan positiva que haces de mi sencilla obra.

Un abrazo.

 

[JAVIER TOMAS]

Encantadores versos amigo, triste el final, aunque realista.
Lo he disfrutado mucho.
Un abrazo

 

[Callejero]

Muy agradecido, Callejero, por la apreciación tan positiva que haces de mi sencilla obra.

Un abrazo.

Tu lo dijiste: "mi sencilla obra", no por ello, fácil.
Te dejo aquí algo que escribí sobre el asunto, espero no te moleste. (Si es así, lo quito)

"Que por listillo se tenga
el que a voces avasalla;
más listo será quién calla
si el discutir no devenga."
~
Dicen que el decir sencillo
del sencillo es condición;
evítese confusión
y confundir al pardillo;
no por decir como un grillo
es mejor la locución.

Destierre el de nombre "Don"
de sus sueños de caudillo,
que ha de llevar más razón
-en asuntos de dicción-
un tulipán que un cardillo;
pues "si la flor se hace ovillo
en medio de un calentón",
lo mismo "comen turrón
un cigarrón que un pitillo"...

ni se entiende al monaguillo
ni tampoco la oración.
~
Mejor diga el corazón,
de cada cual su estribillo;
como "listo" no es listillo,
no es "sencillo"... facilón.
~
​

Sabes? Me dijo una vez un grandísimo amigo mío:
"La buena poesía es hacer sencillo lo perfecto". Siempre lo tengo presente.

Saludos.

 

[José Luis Blázquez]

Muy agradecido por tus comentarios, Javier. Un abrazo.

 

[José Luis Blázquez]

Callejero, tu poesía y comentarios dan pie a una reflexión que yo he hecho en variadas ocasiones: la forma de componer. Básicamente, hay 2 formas de hacerlo, y tomo como ejemplo a dos de los poetas más representativos de cada uno de esos estilos: Góngora y Bécquer. El primero, es rebuscado hasta la exageración: sus obras resultan tan difíciles de entender que en ocasiones ni leyéndolas repetidas veces se comprenden. El lenguaje que emplea y las metáforas que usa hacen de su lectura un verdadero calvario (quien haya leído “El Polifemo” sabe de lo que hablo). En el lado opuesto se sitúa Bécquer, un Poeta que no destacaba precisamente por su cultura, pero cuya poesía es un paradigma de la sencillez, y precisamente esa cualidad es la que hace que sea tan apreciada por quien la lee.

Llegados a este punto, la pregunta obligada es: ¿a cuál de estos Poetas le gustaría a uno parecerse? En mi caso, lo tuve siempre muy claro desde que empecé a escribir a la temprana edad de 7 años: a Gustavo Adolfo Bécquer, y a todos los que, como él, hacen obras que pueden leerse “de un tirón”, sin tener que detenerse en cada verso para intentar descifrar lo que el autor ha querido decir. Yo siempre digo que quien lee una poesía debe sentir la misma emoción que tuvo el autor al componerla, y difícilmente puede ocurrir eso si tenemos que parar la lectura continuamente para analizar su contenido. Lo confieso: hay muchas obras que después de leerlas repetidas veces no alcanzo a comprenderlas. Y la causa también hay que buscarla en la existencia de ripios. En ocasiones, se ven palabras que no guardan relación con el contexto, y su inclusión en la obra es con el único fin de que la métrica o la rima “cuadre”. Esto es algo que hay que evitar por todos los medios. Si tuviera que aconsejar a quien se inicia sobre la forma en la que se debe componer, yo le diría:

• Elige un vocabulario lo más sencillo posible: nadie va a tildarte de inculto por ello.
• Evita la utilización de palabras que no tengan sentido con lo que se pretende expresar.
• Haz que tus composiciones tengan “fluidez”, o “continuidad”, que no es otra cosa que la cualidad que tiene un poema de ser leído sin tener que detenerse.
• Y por último, lee con sentido crítico lo que has escrito. Analiza si todo es coherente, y si quien va a leerlo va a entender sin ninguna dificultad lo que has querido expresar.

Siguiendo estas simples recomendaciones, se pueden hacer auténticas obras maestras, como la célebre Rima de Bécquer que empieza diciendo: “Volverán las oscuras golondrinas”… ¿Quién no entiende eso? ¿Y quién no se emociona con su lectura? Pues precisamente eso es lo que tenemos que intentar.

Cuando yo agradezco los comentarios hacia mis poemas y lo hago refiriéndome a ellos como “mis sencillas obras”, no se trata de una expresión que oculte una falsa modestia, sino que es la pura realidad de lo que siento y pienso.

Un abrazo.

 

[Callejero]

Callejero, tu poesía y comentarios dan pie a una reflexión que yo he hecho en variadas ocasiones: la forma de componer. Básicamente, hay 2 formas de hacerlo, y tomo como ejemplo a dos de los poetas más representativos de cada uno de esos estilos: Góngora y Bécquer. El primero, es rebuscado hasta la exageración: sus obras resultan tan difíciles de entender que en ocasiones ni leyéndolas repetidas veces se comprenden. El lenguaje que emplea y las metáforas que usa hacen de su lectura un verdadero calvario (quien haya leído “El Polifemo” sabe de lo que hablo). En el lado opuesto se sitúa Bécquer, un Poeta que no destacaba precisamente por su cultura, pero cuya poesía es un paradigma de la sencillez, y precisamente esa cualidad es la que hace que sea tan apreciada por quien la lee.

Llegados a este punto, la pregunta obligada es: ¿a cuál de estos Poetas le gustaría a uno parecerse? En mi caso, lo tuve siempre muy claro desde que empecé a escribir a la temprana edad de 7 años: a Gustavo Adolfo Bécquer, y a todos los que, como él, hacen obras que pueden leerse “de un tirón”, sin tener que detenerse en cada verso para intentar descifrar lo que el autor ha querido decir. Yo siempre digo que quien lee una poesía debe sentir la misma emoción que tuvo el autor al componerla, y difícilmente puede ocurrir eso si tenemos que parar la lectura continuamente para analizar su contenido. Lo confieso: hay muchas obras que después de leerlas repetidas veces no alcanzo a comprenderlas. Y la causa también hay que buscarla en la existencia de ripios. En ocasiones, se ven palabras que no guardan relación con el contexto, y su inclusión en la obra es con el único fin de que la métrica o la rima “cuadre”. Esto es algo que hay que evitar por todos los medios. Si tuviera que aconsejar a quien se inicia sobre la forma en la que se debe componer, yo le diría:

• Elige un vocabulario lo más sencillo posible: nadie va a tildarte de inculto por ello.
• Evita la utilización de palabras que no tengan sentido con lo que se pretende expresar.
• Haz que tus composiciones tengan “fluidez”, o “continuidad”, que no es otra cosa que la cualidad que tiene un poema de ser leído sin tener que detenerse.
• Y por último, lee con sentido crítico lo que has escrito. Analiza si todo es coherente, y si quien va a leerlo va a entender sin ninguna dificultad lo que has querido expresar.

Siguiendo estas simples recomendaciones, se pueden hacer auténticas obras maestras, como la célebre Rima de Bécquer que empieza diciendo: “Volverán las oscuras golondrinas”… ¿Quién no entiende eso? ¿Y quién no se emociona con su lectura? Pues precisamente eso es lo que tenemos que intentar.

Cuando yo agradezco los comentarios hacia mis poemas y lo hago refiriéndome a ellos como “mis sencillas obras”, no se trata de una expresión que oculte una falsa modestia, sino que es la pura realidad de lo que siento y pienso.

Un abrazo.

¿A cual de estos dos poetas, le gustaría a uno parecerse?

Buena pregunta, José Luis.
Pienso que la poesía es una extensión del escritor, o poeta, en este caso;
si el poeta es sencillo, su poesía lo será, y si es complicada su forma de ser, su poesía, creo que también lo será.
Blanco o Negro? No pienso que sea así, más bien los escritos de cada cual son una consecuencia de cómo les va la vida, de las emociones que se van sucediendo, y en base a todo ello, en mi opinión, su poesía es consecuente.
Opino que no es tan necesario parecerse a los grandes, ninguno de ellos nació siendo grande, sino que se
fueron haciendo, cada uno en su estilo, quiero decir con esto, que seguramente hay grandes entre los actuales, sin la necesidad de imitar a aquellos.

...Es mi opinión...

Por circunstancias de la vida, la poesía no ha sido una constante en mi, la descubrí bien tarde, (anteayer, más o menos) y en realidad poco te podría rebatir, si hay que rebatir algo. Por supuesto que coincido contigo en cuanto a criterios de sencillez, aunque te confieso que soy uno de los que se le va la mano, cuando entra en profundidades. (escribiendo poemas, me refiero)

Y bueno, no dudo de que es la pura realidad lo que expresas en tus comentarios; en el mío, solo quise enfatizar el hecho de que no por ser sencillo algo, resulta fácil, más bien es al contrario; siento mucho si mi respuesta pareció otra cosa.

Un abrazo

 

[Víctor]

Coincido con tu opinión, José Luis. En mi concepto la poesía con sencillez, no demerita su calidad; por el contrario, la hace accesible a todos los estratos culturales. El ejemplo de Góngora y Béquer es más que ilustrativo. El romance que nos compartes, es también un muestra de ello. Felicitaciones.

 

[José Luis Blázquez]

Muchas gracias, Víctor. Un abrazo.

 

[Sergio D'Baires]

¡Qué hermoso!

Tan hermoso que hace doler

Un abrazo

 

[José Luis Blázquez]

Muchas gracias, Sergio.

Un abrazo.