Pelagatos-H
Miembro Conocido
040720150359
En el ruido de la noche,
a las altas horas,
una caricia delicada del viento,
arranca algunas hojas amarillas
de los distraídos arboles dormilones,
esas mismas hojas que presumen de ser lagrimas
y se arrojan presurosas al cobijo del rio.
Ese rio nada manso que al golpearse en la esquina del camino
se torna más inquieto
y quiere tirar de su lomo
el manto brillante que la noche puso en su espalda,
pensando que el pobre podría tener frio.
Mientras eso pasa,
la calle principal del pueblo
descansa de cargar con andantes;
mientras su enamorado, el roble,
susurra a sus oídos
una melodía que toca con sus ramas
y de vez en cuando
sacude a un pájaro
para que trine y lo acompañe en su serenata…
En el ruido de la noche,
a las altas horas,
una caricia delicada del viento,
arranca algunas hojas amarillas
de los distraídos arboles dormilones,
esas mismas hojas que presumen de ser lagrimas
y se arrojan presurosas al cobijo del rio.
Ese rio nada manso que al golpearse en la esquina del camino
se torna más inquieto
y quiere tirar de su lomo
el manto brillante que la noche puso en su espalda,
pensando que el pobre podría tener frio.
Mientras eso pasa,
la calle principal del pueblo
descansa de cargar con andantes;
mientras su enamorado, el roble,
susurra a sus oídos
una melodía que toca con sus ramas
y de vez en cuando
sacude a un pájaro
para que trine y lo acompañe en su serenata…