David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
Bendita mano la que me sostuvo aquel día,
la que extrañé en las noches casi infinitas,
la que se manifestó sobre las sombras,
formando dentro de las tinieblas
brillantes emociones, calor, dicha...
¡Bendita sea!
Mis días, estos que vivo
nunca se han ceñido a nada justo o perenne,
realmente no,
siempre han sido ensayos imperfectos,
siempre se han nutrido de experiencias casi vanas,
sueños truncos,
realidad escasa...
Mis días siempre han sido
relojes que daban la hora de una forma larga,
inútil;
abusando casi de lo que más nos falta;
como si los minutos no valieran,
como si las horas: solo unos numeritos de adorno,
un gratuito caos dentro de lo que se puede llamar "orden".
Mis horas no han reemplazado jamás al horario sin control,
no han dibujado en mi existencia,
algo que conmueva,
un rojo en algún rostro lejano,
o al menos el azul en las palabras de la tarde;
nada que realmente sea extraordinario,
solo un bosquejo, bonito si,
pero un garabato sin acabar...
La cobardía siempre presente se viste y se acuartela
de distintos nombres, colores y abrigos,
se cuela,
se disuelve,
es cercana pareciendo lejana,
es la que no encajará jamás,
en el cambio radical
o en la charla confrontacional
es el móvil para la huída,
la certera voz del despegue,
de batalla sin fragor,
es la puerta siempre abierta,
es el final de la valía,
es lo que no será...
Sin embargo y a pesar de tantos defectos,
siempre firmes esos dedos
nunca se han querido soltar,
asidos y siempre con fe
a esta humanidad tan lacerante,
a este saco lleno de heridas,
a este vaso impío,
a esta vida que no tiene más sombras
sin tal luminosidad...
Bendiciones eternas
y gracias infinitas
a la mano que un día tomé
de la cual no me separará nadie,
la que se aferró a mi corazón,
lo único valioso en mi interior...
Un te amo no es suficiente,
solo son suficientes los segundos de total entrega,
y basta un instante infinitesimal de tu hermosa vida
para que todos los siglos
de esta quejumbrosa y lastimera existencia
tengan significado...
Me dormiré en tus brazos,
no siendo digno de ello,
soñando que logro
unir en el mismo sendero:
un diamante y un martillo,
los sueños y los pasos concretos,
los detalles y lo general,
lo fácil a lo complejo,
la belleza a la cotidianidad...
No serán suficientes solo las gracias,
nunca lo serán...
la que extrañé en las noches casi infinitas,
la que se manifestó sobre las sombras,
formando dentro de las tinieblas
brillantes emociones, calor, dicha...
¡Bendita sea!
Mis días, estos que vivo
nunca se han ceñido a nada justo o perenne,
realmente no,
siempre han sido ensayos imperfectos,
siempre se han nutrido de experiencias casi vanas,
sueños truncos,
realidad escasa...
Mis días siempre han sido
relojes que daban la hora de una forma larga,
inútil;
abusando casi de lo que más nos falta;
como si los minutos no valieran,
como si las horas: solo unos numeritos de adorno,
un gratuito caos dentro de lo que se puede llamar "orden".
Mis horas no han reemplazado jamás al horario sin control,
no han dibujado en mi existencia,
algo que conmueva,
un rojo en algún rostro lejano,
o al menos el azul en las palabras de la tarde;
nada que realmente sea extraordinario,
solo un bosquejo, bonito si,
pero un garabato sin acabar...
La cobardía siempre presente se viste y se acuartela
de distintos nombres, colores y abrigos,
se cuela,
se disuelve,
es cercana pareciendo lejana,
es la que no encajará jamás,
en el cambio radical
o en la charla confrontacional
es el móvil para la huída,
la certera voz del despegue,
de batalla sin fragor,
es la puerta siempre abierta,
es el final de la valía,
es lo que no será...
Sin embargo y a pesar de tantos defectos,
siempre firmes esos dedos
nunca se han querido soltar,
asidos y siempre con fe
a esta humanidad tan lacerante,
a este saco lleno de heridas,
a este vaso impío,
a esta vida que no tiene más sombras
sin tal luminosidad...
Bendiciones eternas
y gracias infinitas
a la mano que un día tomé
de la cual no me separará nadie,
la que se aferró a mi corazón,
lo único valioso en mi interior...
Un te amo no es suficiente,
solo son suficientes los segundos de total entrega,
y basta un instante infinitesimal de tu hermosa vida
para que todos los siglos
de esta quejumbrosa y lastimera existencia
tengan significado...
Me dormiré en tus brazos,
no siendo digno de ello,
soñando que logro
unir en el mismo sendero:
un diamante y un martillo,
los sueños y los pasos concretos,
los detalles y lo general,
lo fácil a lo complejo,
la belleza a la cotidianidad...
No serán suficientes solo las gracias,
nunca lo serán...
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