margui
Miembro Conocido
IV Aire
Sobre espacios de la Tierra
allá mi invisible guía
velozmente por los aires
raudo incrementa la prisa;
velocidad comparable
solamente a ella misma.
Viéndome fuera del seno
terrenal, me sorprendía
sobrevolando en instantes
planicies de la campiña
de Nápoles y desiertos
masa triangular ambigua;
esos únicos objetos
apreciados por mi vista.
Pronto, a pesar de las pruebas
que antes pasado yo había,
un nuevo terror me asalta;
vi la Tierra evanecida
como una nube confusa.
A inmensa altura, mi guía
invisible me abandona.
Ante mi turbada mira
la Tierra rueda el espacio
mi descenso intensifica
contra rocas a estrellarme.
Cuando hasta contar podía
los minutos que faltaban,
cual pensamiento, deprisa
mi conductor detrás mío
para asirme precipita;
me retoma, me levanta,
me sujeta en la caída
para soltarme otra vez;
vuelvo a sentírmelo encima
pues me sostiene de nuevo,
con esa acción finaliza.
Me remonta en la distancia,
tierras a mis pies gravitan,
globos ruedan en mi entorno.
Se presenta enseguida
el genio que me llevaba
toque en mis ojos propina.
Perdí el sentido, ignorante
del tiempo que transcurría.
Entre las flores despierto
sobre de almohadas muy ricas
respirando aire aromado.
Visto túnica distinta,
de azul y estrellas doradas
remplaza la manta mía.
Frente un altar amarillo,
flama de pureza ígnea
que el mismo altar alimenta;
grabado en negra grafía,
pude observar en la base,
al lado un cirio que brilla
como sol incandescente.
Un ave de plata encima,
negros pies, cabeza roja,
su cuello de oro, erguida,
sin usar las negras alas
ella sin cesar se agita.
Solamente entre las llamas
era que volar podía.
En su pico rama verde,
“El Sabio”, se denomina,
la vela se nombra “fuego”
y altar “Cardador” se firma.
Cuatro inscripciones rodean
con diferentes consignas
pájaro, cirio y altar
y en las tres cosas unidas
todo lo bueno y lo grande
que en lo completo radica.
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