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Jana - Parte I

Era una noche a principios de Marzo, a pesar de ello el ambiente era frío, la luna llena brillaba en lo alto a su máximo esplendor, una deforme y pequeña nube pasaba frente a ella, acentuando el halo de luz que la rodeaba, semejando a un arco iris circular; se desató desde el atardecer, una constante corriente de aire, Jana caminaba por la calle solitaria, apenas pasaba de las diez de la noche pero aún así, no se avistaba nadie, el viento silbaba entre los árboles, haciendo caer las flores de las jacarandas, impregnándose al mismo tiempo con su aroma, llevándolo hasta la joven que avanzaba sin prisa.

Tenía la mente ocupada con demasiadas cosas, el día en el trabajo había sido agotador, era abogada y trabajaba para un despacho legal, especializado en trámites industriales, desde que terminó la carrera, hacía ya más de ocho años; los problemas se apilaban en filas interminables de documentos legales por resolver, responder y archivar, a eso debía sumarle sus preocupaciones económicas, estaba atravesando una mala racha, por causa de decisiones mal tomadas con respecto a la inversión de los ahorros de toda la vida, inversión que no resultó como esperaba y la dejó en mala situación, de alguna manera, caminar le proporcionaba una pequeña ráfaga de paz, sentir el aire fresco en el rostro, mientras el reproductor de su celular repetía una y otra vez su canción favorita.

-“cómo ganarse el cielo, cuando uno ama con toda el alma y este cariño que te tengo no se paga con dinero, cómo decirte que sin ti muero; no me sonrojo si te digo que te quiero y que me dejes o te deje, eso ya no me da miedo” –

Faltando solamente un par de casas para llegar a su edificio notó, un pequeño destello rojizo, provenía de un objeto tirado entre las raíces de un viejo roble, se inclinó a recogerlo y sonrió al verlo, era un dije plateado de forma irregular, tenía un ojo en el centro y alrededor una serie de símbolos que le eran desconocidos, luego de verlo con detalle, lo guardó en la bolsa de su chaqueta y siguió el camino a casa.

Jana era una chica de piel morena, ojos pequeños color marrón, labios delgados, pómulos prominentes, ceja fina, de complexión mediana, pelo largo y castaño, casi siempre lo llevaba recogido, medía poco más de 1.70 mts., sus manos eran delgadas, dedos largos y uñas cortas, siempre usaba maquillaje ligero, le daba un aspecto fresco, ya estaba por llegar a los 32 pero aparentaba menos años de los que en realidad tenía.

Vivía sola en un departamento en el cuarto y último piso en el tercer edificio de un grupo de diez, que se alzaban en mitad de la mancha urbana; su departamento era bastante cómodo y por demás amplio para una sola persona, contaba con dos habitaciones, una de ellas siempre estaba desierta, solo servía para acumular objetos inservibles, la cocina era pequeña pero poco utilizada, la sala y comedor eran sencillos y acogedores, la recamara principal contaba en cambio con todo tipo de comodidades, un televisor de plasma, reproductor de video y audio, un closet bien surtido de ropa de todas las temporadas, zapatos para toda ocasión, perfumes, cremas, maquillajes, adornos, etc., etc., su cama era tamaño king size, ataviado con suaves sábanas de satín y un edredón en color lila, con el que era prácticamente imposible sentir frío.

Al llegar a casa, lo primero que hizo fue ponerse zapatos cómodos, después de haber recogido el correo del buzón y dejarlo botado en la mesita de centro en la sala, se desplomó en el sillón con los pies colgados del brazo del sofá, ni siquiera se había retirado los audífonos, se sentía agotada, sin darse cuenta e invadida por la tranquilidad del lugar, se quedó dormida un largo rato, pero un par de horas más tarde, un fuerte ruido que retumbó en el suelo, proveniente del cuarto deshabitado, la despertó sobresaltada, se incorporó inmediatamente, retiró los audífonos de sus oídos y tomó un viejo bat de base ball, que guardaba tras el sillón, nunca fue cobarde, su primer instinto fue coger el celular y mantener listo el número de emergencias por si era necesario y avanzó hacía el lugar donde se originó el estruendo, con voz firme y amenazadora exclamó - ¿quién está ahí? – sin obtener respuesta, al encender la luz, con sorpresa observó que todo estaba tal cual ella lo había dejado, no faltaba ni sobraba un solo objeto, todo estaba como siempre, volvió a dejar el bat en su lugar habitual.

Se dirigió a su habitación y trató de convencerse que todo había sido un sueño, producto de su imaginación, como resultado del sobresalto, estaba bañada en sudor, palpó su ropa y encontró el dije que había recogido en la calle, lo dejó sobre la mesita de noche, junto a sus gafas y la lámpara, encendió la radio, en un volumen adecuado para escuchar sin molestar a los vecinos, eran pasadas las 12 a.m., revisó puertas y ventanas, se sirvió una copa de vino blanco y se dirigió a la tina de baño, a tomar una ducha, mantuvo la puerta abierta para percibir mejor el sonido de su estación favorita, a esa hora la música era deliciosa y apacible.

Sumergida en la tina, coreaba las canciones, animosa; había dejado atrás la pesada jornada, remojaba sus piernas y brazos y los movía en el agua, una deliciosa sensación de descanso la invadió, sin embargo algo llamó su atención en la puerta del baño, la oscuridad en el pasillo era casi total, se percibían tenues rayos de luz de la habitación principal que era la única con las luces encendidas, tuvo la sensación de ser observada desde afuera del baño, situación que la incomodó, terminó la ducha de manera apresurada, ya sin cantar y salió del baño colocándose la bata y recogiendo su pelo con una toalla que usaba especialmente para ello.

Ya en su habitación se colocó su pijama azul, peinó su cabello y se dirigió a la cocina para prepararse un plato de cereal, después de comerlo, recogió y lavo el plato que uso, dejando la cocinita en perfecto orden, cerró puertas y ventanas, apagó la música y el resto de las luces del dormitorio, encendió el televisor, mientras esperaba que su pelo estuviera seco para dormir, inicio hurgando la programación en los canales por algo interesante para ver, se detuvo en un documental de la vida submarina, el cual era de sus preferidos al momento.

Al terminar, pasada la 1:30 a.m., ella aún no tenía sueño, pero debía levantarse temprano al día siguiente, así que sacudió por última vez su cabellera y apagó la tv y cerró los ojos para intentar dormir.

El reloj marcaba las 2:30 a.m., todo permanecía en completo silencio, solamente el ruido de las manecillas se dispersaba en la habitación y esporádicamente se escuchaba el ruido de los autos que pasaban a lo lejos; ella había caído en un sueño profundo, pero aún así una sensación fría erizaba la piel de sus brazos, instintivamente tomó la orilla del edredón y lo llevó por encima de sus hombros, cubriéndose hasta la barbilla, dejando solo descubierta su cara.

Un resplandor rojo brotó del centro del ojo del dije, como si un disparo de luz lo hubiese atravesado de lado a lado por su centro, una columna de humo del mismo color emergió lentamente y fue formando un rostro a medida que aumentaba su tamaño, se definían un par de ojos, que se posaron sobre ella mientras soñaba; se veía caminando por un pasillo largo, escuchaba risas y susurros a lo lejos, se detuvo brevemente frente a un espejo y se vio, maquillada, con los labios rojo encendido que sobresalían en su rostro, largas y acentuadas pestañas, además llevaba el pelo suelto y alborotado, que caía por su espalda casi llegando a la cintura, tenía puesto un camisón de seda, blanco y corto que enmarcaba su silueta, usaba zapatos altos y las uñas largas y pintadas, casi no reconocía su propio reflejo, tenía una sensación extraña, una sonrisa maliciosa se dibujo en sus labios, los susurros volvieron a llamar su atención y retomó el camino.

La puerta estaba entreabierta, pudo ver la cama y en ella, a una mujer delgada, de piel bronceada y de pelo rubio, rizado y corto, sobre ella un hombre blanco de pelo castaño, de espalda ancha y brazos fuertes, ambos desnudos, solo les cubría una sabana bajo la cintura y sobre las rodillas, tenían las piernas enlazadas, se besaban y acariciaban apasionados, Jana observó por unos minutos.

Pronto se decidió a entrar, abrió la puerta de manera violenta, ellos voltearon a verla mientras ella avanzaba hacia el lecho, el hombre se incorporó e hizo a un lado a la rubia, que furiosa se retiro y comenzó a maldecirlos a los dos, pero ambos la ignoraron.
Él metió la mano por debajo del camisón de Jana, acariciándola, mientras ella lo besaba ansiosa, le deslizó las manos por su pecho y lo empujó para tirarlo en la cama, abrió las piernas y subió en él, que acariciaba sus muslos y subía las manos lentamente por su cadera, la sujeto por la cintura, acoplando sus cuerpos, al mismo tiempo provocaba que la chica moviera sus caderas, se devoraban con los labios, él recorriéndole el cuello y el pecho, mientras le pasaba las uñas por la espalda, ella le lamía el oído y los hombros, en los que clavaba los dientes esporádicamente, arrastrándolos por la piel, Jana jadeaba y él la apretaba más y más.

Un dulce dolor le quemaba el vientre, le hacía morderse los labios y exhalar aire caliente, sus ojos abiertos por completo, le avivaron los sentidos, se sumergía cada vez más en aquel fuego, en aquel rio de sudor y emociones que los bañaba, poco a poco ella arqueó su espalda mientras acariciaba su pelo y lo sacudía sensualmente, lentamente estiró sus manos y sus uñas crecieron desmesuradamente, hasta quedar largas y afiladas, las miró cautivada, por su belleza, tan afiladas y brillantes, sin pensarlo se dejó manejar por sus uñas, que cayeron violentamente y se estrellaron en el pecho del excitado hombre, que a pesar de ello sonreía, sacó las uñas de las heridas y las clavó de nuevo junto a las costillas, lo hizo una y otra vez cada que las uñas salían eran más largas y sangrantes, se detuvo hasta que él dejó de respirar.

Ella sintió una corriente de energía recorrer todo su cuerpo, liberó toda la ira que llevaba acumulada, la frustración y pesadez cambiaron por satisfacción y armonía, su pulso estaba acelerado y sentía latir su corazón con gran fuerza, los ojos le brillaban extasiados, el esfuerzo hecho aumentó su calor corporal, un par de gotas de sudor escurrieron de su frente, lo mismo ocurría en su cuello y espalda, su pulso temblaba y sus sentidos se agudizaron, nunca se había sentido mejor en toda su vida.

Se levantó y giró hacia la mujer que miraba inmóvil y ahora en silencio, a medida que Jana avanzaba la rubia sonreía, comenzó a carcajearse, señalaba a su amante muerto y decía - ¡ya no sirve! ¡Lo has matado!, ahora solo es un tronco hueco que pronto se pudrirá, como tú y como yo, nos pudriremos también – ella frenética aún, quedó frente a la mujer, que no paraba de reír y no dejaba de mirar las filosas uñas acercársele; hasta que por fin levanto una mano y se las hundió en el cuello, sus ojos se abrieron de par en par, mientras exhalaba el último aliento, Jana levantó la otra mano y clavo una uña en cada uno de sus ojos, extrayéndolos de las cuencas, la rubia se quedó inerte, con una mueca falsa en el rostro y su cuerpo cayó pesadamente al suelo, la chica jugaba con los ojos extraídos como si fuesen un par de canicas.

Volvió por el pasillo donde había llegado, deteniéndose en el mismo espejo; el reflejo ahora era diferente, su rostro salpicado de sangre y sudor, los labios despintados, el rímel de sus pestañas se le había corrido bajo los ojos, dibujándole unas pronunciadas ojeras, sus manos, pelo y camisón completamente ensangrentados, incluso los zapatos, iba dejando tras de sí las huellas rojas de sus pisadas sobre el suelo, una sensación de paz la embargó, los latidos del corazón fueron disminuyendo poco a poco y fue recuperando la templanza en las manos, miró sus uñas que habían vuelto a su tamaño normal, aunque teñidas de rojo, despacio, alzó el dedo índice para dibujar con la sangre, un corazón roto en el espejo.

A las 6:30 a.m., suena el despertador como cada mañana, Jana estira la mano con los ojos aún cerrados, apaga el despertador que grita a todo pulmón, cuando tiene conciencia de que ha despertado abre los ojos y descubre en su cuerpo una sensación de cansancio, gira su cuerpo y se sienta en la orilla de la cama, pasa sus manos por su pelo suelto para recogerlo, con sorpresa lo descubre húmedo, pero no puede ser sudor, toda la noche tuvo frío, creyó que tal vez fue por arroparse excesivamente con el edredón, provocando conservar la humedad en él, se levantó y caminó hacia el baño; las paredes estaban cubiertas de vapor, como sí se acabara de bañar, corrió la cortina y vio que de la tina escurrían gotas de agua, su toalla también permanecía remojada, intentó explicarse de manera lógica aquello, pensando que sería la humedad de la noche lluviosa la que evitó que se secara todo.

Ha despertado con mucha hambre, cosa poco común en ella, se prepara el desayuno; huevos fritos con arroz, jugo de naranja y pan, luego de comer, limpia y guarda lo que utilizó, dejando la cocinita como nueva, vuelve al baño, lava sus dientes, regresa a la habitación y se viste con el uniforme de la oficina, mientras cepilla su cabello ve en el espejo el dije que encontró la noche anterior, continua su arreglo, al terminar se dirige a la puerta y sale a trabajar como todos los días.

De camino al trabajo en el autobús, escucha en la radio el noticiero matutino, anuncian el pronóstico del clima - La mañana y tarde se espera con cielo despejado, se prevé una tarde nublada y probabilidad de lluvia por la noche – en realidad el clima era lo que menos le preocupaba, esperaba escuchar las noticias financieras, tal vez todavía pudiera recuperarse algo de lo invertido, antes de eso se transmitía la nota policiaca – en el centro de la ciudad hubo un asalto a mano armada en una joyería, un empleado activo a tiempo la alarma y la policía llegó antes de que huyeran los maleantes, quienes fueron arrestados, no se reportan heridos, en el negocio los daños son menores, ya que se recuperó el botín; en otras noticias, está mañana fueron encontrados los cuerpos de un matrimonio joven, que fueron atacados durante la madrugada en su dormitorio, no fue forzada la cerradura, tampoco sonó la alarma que tenían instalada, la policía no ha dado más datos sobre el caso, se pide a la población que tomen sus precauciones por seguridad, no dejen ventanas o puertas abiertas, de poseer una alarma actívela antes de ir a dormir – está noticia le llamó la atención y la hizo estremecerse, recordó entonces el sueño que había tenido la noche anterior, si no hubiera sido por las noticias no lo hubiera recordado.

Continuará....
 
Solo por dejarme debería matarte!!! Impresionante historia Ale, la verdad me atrapó y no me dejó despegar hasta que lo terminé???, grrrrrrrrrrr, jajajaja. Felicitaciones Ale tu manera de enmarañar las cosas, los pequeños detalles y la manera de plasmarlo hacen de este escrito una maravillosa obra, besos
 
ahhh me encantó tu comentario Dani, es un halago enorme a mis humildes letras tenebrosas jajajaja, te prometo darle prisa a esta historia para que puedas dejar las pesadillas que te produce, muy lejos, besos corazón
 

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