Matías Santiago
Miembro
La última noche que recuerdo entre tu cuerpo
fue noche de tormenta, de estrellas, de aguacielo,
de trasatlánticos inviernos, noche de enero.
Fue noche de malecón, de alamedas,
de oscuridades desiertas,
de paseo, de lágrimas y caricias, de tu pelo.
La última noche que pasé en tu cuerpo
fue de amaneceres, de desvelada,
de sinceridad de sábanas.
Y la luz se hizo esa noche,
y el mundo, y las galaxias, y todo y nada,
hasta los sueños.
Se hicieron las sonrisas y el tiempo,
estrellas en tus ojos.
La última noche que pasamos juntos
fue de deambulares nubarrosos,
había flores amarillas entre la arboleda,
y preguntas, y pasos, y calles desiertas.
Fue noche de promesas, de guardarnos,
de cansancios agotados.
Fue noche de fe, de fuego, de centellas,
de cristales y de pétalos mojados.
fue noche de profeta, de espera,
de tempestad a prueba.
Noche de Dios, de amar, de amor , de amarte;
fue noche de respuestas,
de existencia, de edredones y de niebla.
Fue noche de fe, de creernos y crearnos,
fue noche de tu espalda, de tu cuerpo
de mitad y fin de las distancias.
Fue noche de café, de cómplices, de escapatorias,
fue noche de lunas nuevas, de ecos, de deshoras.
Fue noche de abrazar, del insomnio de tu piel quemada,
fue noche de brisa, de humedad templada.
Fue noche constelada de secretos,
de astros, de extraviarse, de mis rezos.
La última noche que pasé en tu cuerpo
fue noche despeñada, de dulzuras, de almohadas,
fue noche de universo,
noche de labios, besos, cuerpos,
noche de asfixiarnos el aliento.
La última noche que pasamos juntos,
fue noche de amar lento,
de avenidas sin nombre, de fundirnos a tiempo;
de azares, de destinos, de temblor y silencio.
La última noche que pase en tu cuerpo
fue la noche que nací completo.
Matías Santiago
fue noche de tormenta, de estrellas, de aguacielo,
de trasatlánticos inviernos, noche de enero.
Fue noche de malecón, de alamedas,
de oscuridades desiertas,
de paseo, de lágrimas y caricias, de tu pelo.
La última noche que pasé en tu cuerpo
fue de amaneceres, de desvelada,
de sinceridad de sábanas.
Y la luz se hizo esa noche,
y el mundo, y las galaxias, y todo y nada,
hasta los sueños.
Se hicieron las sonrisas y el tiempo,
estrellas en tus ojos.
La última noche que pasamos juntos
fue de deambulares nubarrosos,
había flores amarillas entre la arboleda,
y preguntas, y pasos, y calles desiertas.
Fue noche de promesas, de guardarnos,
de cansancios agotados.
Fue noche de fe, de fuego, de centellas,
de cristales y de pétalos mojados.
fue noche de profeta, de espera,
de tempestad a prueba.
Noche de Dios, de amar, de amor , de amarte;
fue noche de respuestas,
de existencia, de edredones y de niebla.
Fue noche de fe, de creernos y crearnos,
fue noche de tu espalda, de tu cuerpo
de mitad y fin de las distancias.
Fue noche de café, de cómplices, de escapatorias,
fue noche de lunas nuevas, de ecos, de deshoras.
Fue noche de abrazar, del insomnio de tu piel quemada,
fue noche de brisa, de humedad templada.
Fue noche constelada de secretos,
de astros, de extraviarse, de mis rezos.
La última noche que pasé en tu cuerpo
fue noche despeñada, de dulzuras, de almohadas,
fue noche de universo,
noche de labios, besos, cuerpos,
noche de asfixiarnos el aliento.
La última noche que pasamos juntos,
fue noche de amar lento,
de avenidas sin nombre, de fundirnos a tiempo;
de azares, de destinos, de temblor y silencio.
La última noche que pase en tu cuerpo
fue la noche que nací completo.
Matías Santiago