cocuzza3105
Miembro Conocido
LA BRUJA Y EL MENDIGO
Un encuentro un tanto extraño
terminó en gran desafío,
no fue tanto ni hubo lío
ni tampoco hubo daño,
pero creo que fue engaño.
Una bruja fue increpada…
_ ¡Lo que tú haces no es nada,
hago reto a tus gualichos,
quiero ver lo que son dichos
o veremos tu jugada!
Fue la voz de aquel mendigo
en un tono desafiante
y mirada fulminante…
_ Me regalas un abrigo
si yo gano lo que digo:
“Ir a un grupo de personas
de mujeres con hormonas,
te propongo ver quien puede
hacer que esfumen de la cede
para ver si me destronas”
Es así que ambos marcharon
a buscar la cede justa.
_ ¡Aquí está la que me gusta!
dijo ella y acordaron
realizar lo que planearon.
Era un grupo de señoras
todas ellas editoras,
elegantes y muy finas
que enseñaban sobre ruinas
de unos libros… ¡Loadoras!
En el turno de la bruja
decidida fue al encuentro
emprendiendo para adentro;
en su mano con su aguja
dijo: ¡¡Hiuje!! ¡¡Hiujo!! ¡¡Hiuja!!...
la miraron con desprecio.
_ ¡Esto sí que es algo necio!
acotó una de las damas,
y quedaron con sus tramas
sin que nadie pague el precio.
En silencio entró el mendigo
y en el medio de la gente
sin un gesto inminente…
°°° ¡A estas viejas las fumigo
y del reto me desligo !°°°
Se cagó con tanto olor
que al momento del hedor
se esfumaron de inmediato
las señoras largo rato…
¡Y el mendigo el vencedor!
Ángel César Cocuzza.
Un encuentro un tanto extraño
terminó en gran desafío,
no fue tanto ni hubo lío
ni tampoco hubo daño,
pero creo que fue engaño.
Una bruja fue increpada…
_ ¡Lo que tú haces no es nada,
hago reto a tus gualichos,
quiero ver lo que son dichos
o veremos tu jugada!
Fue la voz de aquel mendigo
en un tono desafiante
y mirada fulminante…
_ Me regalas un abrigo
si yo gano lo que digo:
“Ir a un grupo de personas
de mujeres con hormonas,
te propongo ver quien puede
hacer que esfumen de la cede
para ver si me destronas”
Es así que ambos marcharon
a buscar la cede justa.
_ ¡Aquí está la que me gusta!
dijo ella y acordaron
realizar lo que planearon.
Era un grupo de señoras
todas ellas editoras,
elegantes y muy finas
que enseñaban sobre ruinas
de unos libros… ¡Loadoras!
En el turno de la bruja
decidida fue al encuentro
emprendiendo para adentro;
en su mano con su aguja
dijo: ¡¡Hiuje!! ¡¡Hiujo!! ¡¡Hiuja!!...
la miraron con desprecio.
_ ¡Esto sí que es algo necio!
acotó una de las damas,
y quedaron con sus tramas
sin que nadie pague el precio.
En silencio entró el mendigo
y en el medio de la gente
sin un gesto inminente…
°°° ¡A estas viejas las fumigo
y del reto me desligo !°°°
Se cagó con tanto olor
que al momento del hedor
se esfumaron de inmediato
las señoras largo rato…
¡Y el mendigo el vencedor!
Ángel César Cocuzza.
