Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Conocida es mi humildad,
famosa en el mundo entero,
es por ella que ya quiero
dejar de ser Santidad.
Porque tengo ya una edad
que me pesa la corona
y no busco más poltrona
porque la espalda me pica.
¿Alguna se sacrifica
y me rasca la ladrona?
Si tampoco exijo tanto,
un beso casto, inocente,
nada que sea indecente.
Pero no quiero ser Santo.
Porque los ponen un manto
que pesa una tonelada
y yo de pesos ya nada
salvo unos labios bonitos.
¡Acércame esos morritos,
ven a mi lado, monada!
Así que, Isidro, ¡a la brega,
que ya te enseñé bastante!
Desde ahora en adelante
empuña la manga riega.
Ayuda nadie te niega,
pero la faena es tuya.
Yo cantaré el Aleluya
en tanto que, alegre, río.
Ya sabes, amigo mío:
¡Cada fraile con la suya!
La mía logré galante
y es hija de un tal Nereo.
¡Por Dios, qué nombre más feo
y qué escasa consonante!
No el padre sino mi amante,
tiene dos únicamente.
Una horrenda, la otra in mente
debes tener pues poeta
eres. Mi Musa secreta
ya conoces claramente.
A quien no le guste, grite
y a la cara me lo diga
pues no habrá quien me desdiga
aunque se enfade o se irrite.
¡Es que me importa un ardite
si es que piensa o si cavila.
La conciencia bien tranquila
tiene este fraile cabal
y a quien le siente muy mal
vaya tomándose tila.
famosa en el mundo entero,
es por ella que ya quiero
dejar de ser Santidad.
Porque tengo ya una edad
que me pesa la corona
y no busco más poltrona
porque la espalda me pica.
¿Alguna se sacrifica
y me rasca la ladrona?
Si tampoco exijo tanto,
un beso casto, inocente,
nada que sea indecente.
Pero no quiero ser Santo.
Porque los ponen un manto
que pesa una tonelada
y yo de pesos ya nada
salvo unos labios bonitos.
¡Acércame esos morritos,
ven a mi lado, monada!
Así que, Isidro, ¡a la brega,
que ya te enseñé bastante!
Desde ahora en adelante
empuña la manga riega.
Ayuda nadie te niega,
pero la faena es tuya.
Yo cantaré el Aleluya
en tanto que, alegre, río.
Ya sabes, amigo mío:
¡Cada fraile con la suya!
La mía logré galante
y es hija de un tal Nereo.
¡Por Dios, qué nombre más feo
y qué escasa consonante!
No el padre sino mi amante,
tiene dos únicamente.
Una horrenda, la otra in mente
debes tener pues poeta
eres. Mi Musa secreta
ya conoces claramente.
A quien no le guste, grite
y a la cara me lo diga
pues no habrá quien me desdiga
aunque se enfade o se irrite.
¡Es que me importa un ardite
si es que piensa o si cavila.
La conciencia bien tranquila
tiene este fraile cabal
y a quien le siente muy mal
vaya tomándose tila.
