Olimpia Era
Miembro Conocido
De todos es admirada
esa mujer tan famosa,
quieren vestir como ella
y llevar su suéter rosa.
Ella parece feliz
y le gusta que la admiren,
sonríe cuando lo piden.
Sabe que esa gente la adora
y que le dan su atención,
por ello es una mujer venerada
y muy bien remunerada.
Según va pasando el tiempo
y se va sintiendo acosada,
por esos que la quieren
y que le dieron la fama.
Ella se siente cansada,
no le gusta que la sigan,
se cree como endiosada,
que está por encima de todo
y no le parece bien nada.
Responde mal a la gente,
los trata con desprecio,
esto va en línea creciente
y todo tiene un precio.
Empiezan a olvidarse
de quien era esa dama,
o recuerdan sus desprecios
y como empezó a quedarse
sin escenas, ni de cama.
Ahora acepta trabajos,
trabajos de poca monta,
siente la añoranza
y que a nadie le importa.
Cuando queda sola,
en el hotel de turno,
nadie llama a su puerta
para invitarla, ni a un paseo diurno.
Ahogadas en alcohol
están sus penas,
pero por mas que se esfuerza
ellas flotan y van por sus venas.
Tiene un ataque de nervios
en un pequeño programa,
por que alguien le recuerda,
con quien estuvo en la cama.
Sale para calmarse
y se mete una “chutada”.
Y así poco a poco se va matando,
aquella estrella admirada.
Será una muñeca rota
y un día la encontrarán,
tendida en una cama
y a la policía llamarán.
La policía pide calma
ya dirán que le pasó,
pero siempre es la misma historia.
La fama se la comió
Olimpia Era
esa mujer tan famosa,
quieren vestir como ella
y llevar su suéter rosa.
Ella parece feliz
y le gusta que la admiren,
sonríe cuando lo piden.
Sabe que esa gente la adora
y que le dan su atención,
por ello es una mujer venerada
y muy bien remunerada.
Según va pasando el tiempo
y se va sintiendo acosada,
por esos que la quieren
y que le dieron la fama.
Ella se siente cansada,
no le gusta que la sigan,
se cree como endiosada,
que está por encima de todo
y no le parece bien nada.
Responde mal a la gente,
los trata con desprecio,
esto va en línea creciente
y todo tiene un precio.
Empiezan a olvidarse
de quien era esa dama,
o recuerdan sus desprecios
y como empezó a quedarse
sin escenas, ni de cama.
Ahora acepta trabajos,
trabajos de poca monta,
siente la añoranza
y que a nadie le importa.
Cuando queda sola,
en el hotel de turno,
nadie llama a su puerta
para invitarla, ni a un paseo diurno.
Ahogadas en alcohol
están sus penas,
pero por mas que se esfuerza
ellas flotan y van por sus venas.
Tiene un ataque de nervios
en un pequeño programa,
por que alguien le recuerda,
con quien estuvo en la cama.
Sale para calmarse
y se mete una “chutada”.
Y así poco a poco se va matando,
aquella estrella admirada.
Será una muñeca rota
y un día la encontrarán,
tendida en una cama
y a la policía llamarán.
La policía pide calma
ya dirán que le pasó,
pero siempre es la misma historia.
La fama se la comió
Olimpia Era
