La fragua y la trinchera
El camino del revolucionario
no es muy distinto
al del alquimista,
cada uno va transmutando,
tiempo al tiempo,
a su justa medida.
Uno es camino de sangre,
el otro en el fuego la alquila,
se van quedando privados,
desnudos de propia vida.
Y si de pronto, en la fragua,
llueve la esquirla de una trinchera,
y el pueblo ora en las catedrales
que han levantado las nuevas ideas
y se esculpe la piedra angular
de una copernicana viceversa,
todo ello al tacto del crisol
bien habrá valido la pena,
porque el revolucionario volverá
a levantarse de la tierra
y el alquimista nos dará patria,
en un suelo donde todo se siembre,
todo, menos metralla.
FLL
El camino del revolucionario
no es muy distinto
al del alquimista,
cada uno va transmutando,
tiempo al tiempo,
a su justa medida.
Uno es camino de sangre,
el otro en el fuego la alquila,
se van quedando privados,
desnudos de propia vida.
Y si de pronto, en la fragua,
llueve la esquirla de una trinchera,
y el pueblo ora en las catedrales
que han levantado las nuevas ideas
y se esculpe la piedra angular
de una copernicana viceversa,
todo ello al tacto del crisol
bien habrá valido la pena,
porque el revolucionario volverá
a levantarse de la tierra
y el alquimista nos dará patria,
en un suelo donde todo se siembre,
todo, menos metralla.
FLL