Jorge Toro
Miembro Conocido
En viajes prodigiosos de la mente,
las letras me han llevado por el mundo
y en medio de ese tránsito errabundo
mil cosas he aprendido, estando ausente.
Las letras me han unido con la gente
lejana a mi terruño y a mi vida;
me brindan la fortuna desmedida
de conocer historias y culturas;
a más de pensamientos y posturas
que vuelven mi agudeza más nutrida.
Las letras ensancharon mi horizonte
y dieron a mi vida otras opciones
mostrándome saberes y visiones
a los que me colé cual polizonte.
Con ellas conocí de selva y monte,
de ríos, de cascadas y de mares,
de humanos que residen otros lares,
de atmósferas ignotas a mis ojos;
y de los atropellos y despojos
a aquellos bajo botas militares.
Leyendo comprendí que muchos hombres
esconden bajo el traje casi nada,
que vale más el ser que la fachada
y valen más los hechos que los nombres.
Y pude discernir que sí hay prohombres
-genuinos hacedores de hermandad-
que esbozan en sus actos dignidad;
y supe de las cínicas escorias
que venden los hermanos por sus glorias
y viven entre el cieno y la maldad.
Leer abrió a mis ojos la ventana
que muestra esplendorosa cuanto existe
y pude descubrir en qué consiste
aquello que unifica y nos hermana.
Logré llegar al alma plena y llana
de aquél que en sus escritos muestra a todos
el mundo que lo habita: sus recodos,
sus penas, reflexiones y ficciones,
descritas a través de unos renglones
que enseñan y emocionan de mil modos.
Las letras son andanza sin pasajes,
un adentrarse a un mundo sin fronteras,
mirar ante tus ojos cuanto quieras
hurgar en los disímiles lenguajes.
Leyendo puedes ver los personajes
sintiendo sus vivencias en tus huesos,
-iguales las tragedias o embelesos-
o puedes encontrar ilustración
que llene tu intelecto de emoción
y de a tu razonar nuevos accesos.
Las letras son oficio que convoca
a abrir el corazón a la aventura
buscar en la recóndita espesura
aquello que nos nutre o nos trastoca.
Leyendo se confirma o se revoca
y a más se reconoce y se comprende
lo mucho que el farsante vil nos vende
y aquello que el buen hombre nos pregona…
Leer le da sapiencia a la persona
y toda su visión así se extiende.
¡Leer marcó sentido a la escritura
y dio rotundo impulso a la cultura!
las letras me han llevado por el mundo
y en medio de ese tránsito errabundo
mil cosas he aprendido, estando ausente.
Las letras me han unido con la gente
lejana a mi terruño y a mi vida;
me brindan la fortuna desmedida
de conocer historias y culturas;
a más de pensamientos y posturas
que vuelven mi agudeza más nutrida.
Las letras ensancharon mi horizonte
y dieron a mi vida otras opciones
mostrándome saberes y visiones
a los que me colé cual polizonte.
Con ellas conocí de selva y monte,
de ríos, de cascadas y de mares,
de humanos que residen otros lares,
de atmósferas ignotas a mis ojos;
y de los atropellos y despojos
a aquellos bajo botas militares.
Leyendo comprendí que muchos hombres
esconden bajo el traje casi nada,
que vale más el ser que la fachada
y valen más los hechos que los nombres.
Y pude discernir que sí hay prohombres
-genuinos hacedores de hermandad-
que esbozan en sus actos dignidad;
y supe de las cínicas escorias
que venden los hermanos por sus glorias
y viven entre el cieno y la maldad.
Leer abrió a mis ojos la ventana
que muestra esplendorosa cuanto existe
y pude descubrir en qué consiste
aquello que unifica y nos hermana.
Logré llegar al alma plena y llana
de aquél que en sus escritos muestra a todos
el mundo que lo habita: sus recodos,
sus penas, reflexiones y ficciones,
descritas a través de unos renglones
que enseñan y emocionan de mil modos.
Las letras son andanza sin pasajes,
un adentrarse a un mundo sin fronteras,
mirar ante tus ojos cuanto quieras
hurgar en los disímiles lenguajes.
Leyendo puedes ver los personajes
sintiendo sus vivencias en tus huesos,
-iguales las tragedias o embelesos-
o puedes encontrar ilustración
que llene tu intelecto de emoción
y de a tu razonar nuevos accesos.
Las letras son oficio que convoca
a abrir el corazón a la aventura
buscar en la recóndita espesura
aquello que nos nutre o nos trastoca.
Leyendo se confirma o se revoca
y a más se reconoce y se comprende
lo mucho que el farsante vil nos vende
y aquello que el buen hombre nos pregona…
Leer le da sapiencia a la persona
y toda su visión así se extiende.
¡Leer marcó sentido a la escritura
y dio rotundo impulso a la cultura!
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