Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
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Triste suerte corrió la margarita
que adornaba el jardín con su blancura,
y aquel bello matiz de su figura,
hacia el suelo , infeliz se precipita.
Un imberbe malévolo la agita
y sus pétalos corta sin censura,
pretendiendo obtener de su hermosura,
la respuesta de amor que solicita.
La interroga y repite sin cordura:
“¿…no me quiere, me quiere?”, mientras quita
lo que daba a la flor su donosura.
Y una vez que su forma debilita,
por haber infligido esa tortura,
la abandona a su suerte ya marchita.
Triste suerte corrió la margarita
que adornaba el jardín con su blancura,
y aquel bello matiz de su figura,
hacia el suelo , infeliz se precipita.
Un imberbe malévolo la agita
y sus pétalos corta sin censura,
pretendiendo obtener de su hermosura,
la respuesta de amor que solicita.
La interroga y repite sin cordura:
“¿…no me quiere, me quiere?”, mientras quita
lo que daba a la flor su donosura.
Y una vez que su forma debilita,
por haber infligido esa tortura,
la abandona a su suerte ya marchita.