• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

La Mente Pródiga


LA MENTE PRÓDIGA

La mente ansía nuevos horizontes... nuevos rumbos... nuevas direcciones;
cuanto más campo alcanza, más desea conocer.
Su deseo es crecer... crecer en todas las direcciones.
Robustecer el pensamiento; pasear de la mano con la reflexión,
haciendo incursiones incansables y curiosas.
Llegar adonde otros jamás llegaron, pensar lo impensado;
descubrir lo “indescubierto", inventar lo inexistente.
A veces quiere saltar fuera de la cabeza y,
separada del cuerpo, finito y limitado, expandirse...
volar hacia el infinito del Universo, conocer las nuevas
estrellas en formación... saciarse de colores y de sensaciones.
Escalar los picos suizos, las cumbres del Himalaya, subir al límite de los Andes
y allí, hartarse de frío, de blanco y de azul;
saltar a lo más profundo de los mares y allí, en silencio mortal,
en oscuridad aterradora, donde existen formas y vida informes
completamente ajenas a la claridad y calor del sol, al soplo de la
brisa y a los conflictos de los hombres, descansar y flotar.
Caminar en pleno desierto abrasador; llenarse de amarillos y de ocres...
envolverse en la inmensidad del polvo y del cielo.
Descansar en plena selva virgen, oyendo el arrullar
de las aves y el sisear de las serpientes.
Llenarse de verdes y más verdes: verde musgo, verde mar,
verde malva, verde caña, verde esmeralda, verde esperanza.
Recorrer claros y bosques y cuando, en fin, fatigada de todas
esas maravillas de la creación, la mente descansa en la selva de
piedra, de la cual el hombre es el constructor y ella el arquitecto,
su corazón disgustado se entristece; su creación tan deprisa
se corrompe, su selva no se renueva, sino que se desgasta
poco a poco... irremediablemente.
Los propios constructores la destruyen y corrompen...
y después se destruyen a si mismos y, también unos a otros; y
la mente se recluye desilusionada consigo misma, con otras mentes.
Mas, no... ella no se corromperá; más bien buscará identificarse
con la Suprema Mente Infinita, Creadora, que concibió el Universo,
lo generó, lo sustenta y alimenta.
Ella reconoce que esa Mente es su Padre y vuelve, se reestructura,
se reencuentra y se reinventa una y otra vez.
Es la mente pródiga siempre retornando al hogar del Padre.


Encarna Romero (España - 2012)
Derechos de Autor Reservados
imagen: elartedelaestrategia


mente (elartedelaestrategia).jpg
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO

LA MENTE PRÓDIGA

La mente ansía nuevos horizontes... nuevos rumbos... nuevas direcciones;
cuanto más campo alcanza, más desea conocer.
Su deseo es crecer... crecer en todas las direcciones.
Robustecer el pensamiento; pasear de la mano con la reflexión,
haciendo incursiones incansables y curiosas.
Llegar adonde otros jamás llegaron, pensar lo impensado;
descubrir lo “indescubierto", inventar lo inexistente.
A veces quiere saltar fuera de la cabeza y,
separada del cuerpo, finito y limitado, expandirse...
volar hacia el infinito del Universo, conocer las nuevas
estrellas en formación... saciarse de colores y de sensaciones.
Escalar los picos suizos, las cumbres del Himalaya, subir al límite de los Andes
y allí, hartarse de frío, de blanco y de azul;
saltar a lo más profundo de los mares y allí, en silencio mortal,
en oscuridad aterradora, donde existen formas y vida informes
completamente ajenas a la claridad y calor del sol, al soplo de la
brisa y a los conflictos de los hombres, descansar y flotar.
Caminar en pleno desierto abrasador; llenarse de amarillos y de ocres...
envolverse en la inmensidad del polvo y del cielo.
Descansar en plena selva virgen, oyendo el arrullar
de las aves y el sisear de las serpientes.
Llenarse de verdes y más verdes: verde musgo, verde mar,
verde malva, verde caña, verde esmeralda, verde esperanza.
Recorrer claros y bosques y cuando, en fin, fatigada de todas
esas maravillas de la creación, la mente descansa en la selva de
piedra, de la cual el hombre es el constructor y ella el arquitecto,
su corazón disgustado se entristece; su creación tan deprisa
se corrompe, su selva no se renueva, sino que se desgasta
poco a poco... irremediablemente.
Los propios constructores la destruyen y corrompen...
y después se destruyen a si mismos y, también unos a otros; y
la mente se recluye desilusionada consigo misma, con otras mentes.
Mas, no... ella no se corromperá; más bien buscará identificarse
con la Suprema Mente Infinita, Creadora, que concibió el Universo,
lo generó, lo sustenta y alimenta.
Ella reconoce que esa Mente es su Padre y vuelve, se reestructura,
se reencuentra y se reinventa una y otra vez.
Es la mente pródiga siempre retornando al hogar del Padre.


Encarna Romero (España - 2012)
Derechos de Autor Reservados
imagen: elartedelaestrategia


Ver el archivo adjunto 415

Cuantas verdades en tu poema Encarna,es la mente la que nos lleva a soñar con nuevos proyectos y nos traslada a lugares impensables es ella la que nos hace construir el mundo y ella misma la que nos advierte de que a veces que el hombre no hizo bien la tarea y también es ella la que siempre retorna al Padre,me encanto es muy profundo tu poema,gracias por compartir,un beso grande.
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba