De sus amores muy celosas las niñas,
con adornos hacen guardia en la campiña.
Miradores de churumbeles bonitos,
engalanan de belleza su apetito
Compitiendo con las flores más bonitas,
repartiendo sus aromas seductores,
atraen cómo si nada a sus amores,
y con ellos todo beso deslimítan.
Y esos amores,churumbeles beatos,
cautivados por sus fragantes aromas,
van perdiendo los colores,el boato,
descubren que tales juegos no son broma.
Guerra sin cuartel,ya comienza el deseo.
Nos ganó el amor,y cómo a filisteos.
Desbocada esa loca naturaleza,
nos envuelve,nos arresta en su grandeza,
encarcelados para siempre estaremos,
de sus barrotes jamás nos libraremos.
Y nos hará imaginariamente libres,
en su cocina somos el genjíbre.
Que nosotros, no somos más que su especia,
que es ella la que siempre cocinó el caldo.
Nunca jamás le mostraré indiferencia,
he de morir por ella y nunca escaldado.
He de pasar por su sal y sus esencias,
en sus aromas morir...Y sin clemencia.
con adornos hacen guardia en la campiña.
Miradores de churumbeles bonitos,
engalanan de belleza su apetito
Compitiendo con las flores más bonitas,
repartiendo sus aromas seductores,
atraen cómo si nada a sus amores,
y con ellos todo beso deslimítan.
Y esos amores,churumbeles beatos,
cautivados por sus fragantes aromas,
van perdiendo los colores,el boato,
descubren que tales juegos no son broma.
Guerra sin cuartel,ya comienza el deseo.
Nos ganó el amor,y cómo a filisteos.
Desbocada esa loca naturaleza,
nos envuelve,nos arresta en su grandeza,
encarcelados para siempre estaremos,
de sus barrotes jamás nos libraremos.
Y nos hará imaginariamente libres,
en su cocina somos el genjíbre.
Que nosotros, no somos más que su especia,
que es ella la que siempre cocinó el caldo.
Nunca jamás le mostraré indiferencia,
he de morir por ella y nunca escaldado.
He de pasar por su sal y sus esencias,
en sus aromas morir...Y sin clemencia.