SANDRA BLANCO
Administradora - JURADO
La rueda de la vida ululaba
girando como máquina sedienta
crujía sin medir las consecuencias
del látigo que la parca esperaba.
Yo anclada en esta madrugada
rodeada de jacintos y gardenias
miraba sin medir las consecuencias
del llanto que la gente derramaba.
No sé qué les pasa a esas personas
deambulan por la sala en que se espera
recorren los pasillos varias veces
se instalan en la sala por docenas
no hay sonrisas dulces en las caras
todo huele a tristeza y honda pena.
En tanto detengo mi mirada
hay un cuerpo en un blanquísimo ataúd
y soy yo, es mi última morada
adornada con lirios y abedul.
Entonces comprendo la charada
la muerte me lleva a su confín
y se despide mi alma atormentada
me voy a otro sitio ese es mi fin…
Amanece desnuda la mañana
y en silencio la sala de despeja
yo me voy con la parca a su morada
y mi cuerpo lo sacan por la puerta.
Allí está, bajo metros en la tierra
esperando se lo coman lo gusanos
acá estoy mirando desde arriba
esperando entrar al mundo infrahumano.
No me llevo odio ni bajezas.
¡Pero igual voy al infierno de cabeza!