angela rodriguez
Miembro Conocido
Sonreía de la forma más bella mientras dejaba ir su pluma
Escribía del canto y del amor,
Escribía del cielo azul y un gorrión,
Ponía en sus versos el otoño y el verano,
Pintó de versos la primavera y dio calor a la nieve
Nunca importó si llueve;
Su pluma dejaba su encanto.
Arrastró de tinta los más bellos poemas
Siempre tuvo una historia entre los dedos
Inmortalizó en papel tantas manos enlazadas,
Parejas en los parques y vidas casi perfectas;
Confabulaba con el sol y el brillo de algunas miradas
Para que su obra se iluminara.
Sonreía siempre cuando escribía,
Dejaba un pedazo suyo en cada letra
Y sus odas más bellas nunca fueron leídas,
Solo un alguien sabía que sus manos escribían
Y ese alguien casi nunca le leía,
Sin embargo sonreía,
Sonreía y escribía.
Era fácil verle en los parques
Y sonreía mientras escribía,
Siempre sonreía, era como su firma.
Entre faroles regresaba a casa
Y con una copa de vino que tantas vece le sirvió de compañía;
Lloraba…
¡Sí! Lloraba,
El poeta de la sonrisa en el parque
La sonrisa se le iba, se le esfumaba.
El poeta nunca sonrió;
Se escondía tras sus letras
Y su pluma sus penas camuflaba,
Nunca fue una sonrisa;
Siempre fue su máscara.
La sonrisa del poeta
No fue más que un verso cualquiera;
Una más de sus palabras.
ANGELA.
Manizales- Caldas.
Octubre 2015.
Derechos reservados.
Escribía del canto y del amor,
Escribía del cielo azul y un gorrión,
Ponía en sus versos el otoño y el verano,
Pintó de versos la primavera y dio calor a la nieve
Nunca importó si llueve;
Su pluma dejaba su encanto.
Arrastró de tinta los más bellos poemas
Siempre tuvo una historia entre los dedos
Inmortalizó en papel tantas manos enlazadas,
Parejas en los parques y vidas casi perfectas;
Confabulaba con el sol y el brillo de algunas miradas
Para que su obra se iluminara.
Sonreía siempre cuando escribía,
Dejaba un pedazo suyo en cada letra
Y sus odas más bellas nunca fueron leídas,
Solo un alguien sabía que sus manos escribían
Y ese alguien casi nunca le leía,
Sin embargo sonreía,
Sonreía y escribía.
Era fácil verle en los parques
Y sonreía mientras escribía,
Siempre sonreía, era como su firma.
Entre faroles regresaba a casa
Y con una copa de vino que tantas vece le sirvió de compañía;
Lloraba…
¡Sí! Lloraba,
El poeta de la sonrisa en el parque
La sonrisa se le iba, se le esfumaba.
El poeta nunca sonrió;
Se escondía tras sus letras
Y su pluma sus penas camuflaba,
Nunca fue una sonrisa;
Siempre fue su máscara.
La sonrisa del poeta
No fue más que un verso cualquiera;
Una más de sus palabras.
ANGELA.
Manizales- Caldas.
Octubre 2015.
Derechos reservados.