Encarna Romero
Miembro Conocido
La sonrisa que no le pertenecía
Ella caminaba, vestida solamente con su sobretodo verde oliva. El tejido caliente le acariciaba la piel húmeda y le volvían las ganas de estar otra vez con él. La noche era oscura y vacía. El aire que se arremolinaba a su alrededor de manera sensual y le removía los largos cabellos castaños no la hacían acelerar el paso. Ella necesitaba que aquel atrevido viento frío la hiciera olvidar. Olvidar aquella casa blanca, con un frondoso almendro delante, al final del callejón. Apagar de su memoria los detalles de aquella habitación que no era la suya. Borrar de su mente aquella sonrisa masculina que pertenecía a otra. Quería que la fuerte brisa se llevara aquel olor a colonia de Paco Rabanne. En sus oídos, todavía, resonaba aquella respiración lenta, suave, aquel aliento caliente. Los recuerdos hicieron con que un rápido escalofrío le recorriera el cuerpo. El sudor que corría despacio por su espalda, refrescando la piel de terciopelo, afiebrada por la pasión... Aquellas sábanas azules de algodón, tampoco le pertenecían. Sí, las sábanas que olían como un campo de lavandas en primavera. Por la alcoba revoloteaba una pequeña mariposa grisácea alrededor de la lámpara amarillenta. El ruído de sus alas se repetían una y otra vez en su cabeza y ella ya no podía pensar.
Entró en un bar y se pidió un café doble. Pero el calor de la taza le hacía volver a acordarse de aquel cuerpo sudoroso, aquellos ojos avellana, que no eran suyos y jamás serían... Era el marido de su hermana menor.
