Leonor
Miembro
En ese tiempo solía decir o daba a entender que estaba muerto,
a veces solo se escondía en una sonrisa fácil sin argumentos
y otras sacaba de las tripas una furia contenida por los miedos
que aumentaban sus inseguridades, sus desvelos.
A ratos se soñaba ciego o desvalido y así daba sentido a sus rencores.
Se avivaba el fuego...
Ella lo miraba desde una esquina
inspeccionando cada detalle, grabando con presición cada momento.
Como una danza que les ofrecía el viento
se miraron en la calle caminando
y la vida los fue encontrando
él menos muerto y más atento,
ella fue cediendo y a veces confiando
Entonces sus ojos hablaron, se vieron envueltos,
sus brazos entrelazados se midieron con deseo
y de las pupilas les brotaban cielos
y del pecho un dolor liberado como sanando
lo que no se limpió ni con fe ni con años.
Fuego.
a veces solo se escondía en una sonrisa fácil sin argumentos
y otras sacaba de las tripas una furia contenida por los miedos
que aumentaban sus inseguridades, sus desvelos.
A ratos se soñaba ciego o desvalido y así daba sentido a sus rencores.
Se avivaba el fuego...
Ella lo miraba desde una esquina
inspeccionando cada detalle, grabando con presición cada momento.
Como una danza que les ofrecía el viento
se miraron en la calle caminando
y la vida los fue encontrando
él menos muerto y más atento,
ella fue cediendo y a veces confiando
Entonces sus ojos hablaron, se vieron envueltos,
sus brazos entrelazados se midieron con deseo
y de las pupilas les brotaban cielos
y del pecho un dolor liberado como sanando
lo que no se limpió ni con fe ni con años.
Fuego.