Maria Rial. issisora
Miembro Conocido
La voz de tu mirada
Voz de una mirada... donde brota, verdor primaveral,
calidez del corazón,
mientras el alma rebosa de sentir,
mis ojos anhelantes, despiertan alegres, llenos de alba, se abren,
para regalarte la belleza de la sincronicidad de la visión...
donde nacen instantes, laborados en armonía.
Derramando un instante perfecto, tuyo y mío,
retorna la primavera, plena de gozo,
para entregarnos la generosidad multicolor de la vida.
¡Oh!, si, preciosidad la de este espacio, colmado de creación,
entrelazado al maravilloso misterio de la vía láctea.
Renace la impenetrable protectora del recinto sagrado
que custodia la vida.
Para agradecer el amor de instantes genuinos
a la luz de tu mirada.
¡OH! poesía, retorno a otro dorado atardecer entre sus brazos,
para destilar la música de cuatro estaciones, abrazadas a dos...
haciéndonos uno.
Rendida a tus designios Dios...
porque no sabe más la creación, que el creador.
Humilde es esta entrega, como la poesía viva es a su poeta.
como mujer, mariposa, u orquídea,
exuberante se torna el alma,
ante la sencillez de un corazón agradecido
posado sobre la sumisa hierba, que luce como alfombra de gloria,
ante quien se posa, nutre y acoge su amor al recibirle...
Mientras, algunos humanos, corren aun dormidos,
tras sueños de espejismo sin vida.
Un ave vive, vive en presencia, señorío, simpleza, unidad,
abre y despliega sus alas, besadas por el éter de un aire luminoso,
y una mariposa sutilmente se posa sobre una flor,
solo, por el sagrado regocijo,
de trasladar el polen de sutil néctar...
El amor besa, como viento enamorado,
la brisa, acaricia esta semilla, que llegara a tus manos,
para ser sembrada, como nueva vida en tu bendito huerto.
Desde un cálido nido, vuela una pluma...
regada de dulce sentimiento,
y despierta en la serenidad, de quien posa su beso,
justo en el centro de tu cabeza...
Pecho y corona yacen abiertos,
¡premiándonos!
una vez más, con el néctar tierno de la unidad.
Escribo para ti, mi poeta.
Un instante desnudo de inocencia ante un infinito de pasión...
Mientras se gesta mi tierra y brotan sus especies,
nace la luz, una vez más, desvestida ante el amor
de esa mirada que como el alba,
llena de ternura, en ti... me interna.
Me concibes y te gestas...
Escribo a mi poeta, él porque me gusta tanto,
cuando despierta y me habla el sol con tu mirada,
brotando lo cálido de este sentimiento, decido,
llegar a donde Dios lo dispone, como cada día,
que el principio del Creador, me entrega de vuelta a tu vida.
Broto como semilla de su amor,
para llegar intacta, a tu mirada fértil,
y como vida, enamorada te abrazo,
cuando renazco en la luz de tu pecho,
que es la entrega al regazo cálido,
al vacío desvestido de sí mismo,
para vestirte, nuevamente de ¡amor
Oh ¡Dios! si tan solo, soy una hoja en blanco y tú la clave,
donde danzan las notas de mi existencia,
para vivir, sentir, escribir, día a día
la partitura de nuestra existencia,
existencia donde habita, cada latido de un corazón músico,
que vibra, como el compositor del deleite de mi alma...
Donde cuatro estaciones, se hacen dos, y dos estaciones,
van haciéndonos uno...
Tú y yo.... y un Vivaldi...
¡Sorprendido ante nuestro concierto de besos!
mientras sus cuatro estaciones, quedan reverberando
como un eco en el pasado.
Nuestras vidas renacen como una sinfonía,
unidas por la alegría,
de ese acorde único, que libera el corazón.
Poeta, musa, poesía, música… amanecer en ti, para ti, por ti...
Cada día que brotas ante mis ojos, amor,
y con la música de un nosotros
florece nuevamente el éxtasis, de ese segundo infinito,
como la primavera de nuestra florida existencia,
gestada minuciosamente dentro... de mí, que para ti, vuelve...
Al poeta que gesto mi alma y como el perfume dulce de sus labios,
son mis cantos, sus susurros.
Porque así es…
El poeta que gesto mi alma,
el cálido soplo, que enciende mi llama.
El que eleva al viento, el verbo de éter luminoso,
con su pasión, y como antorcha imantada...
desnuda el cálido fuego de mi ser,
cuando besa la hoguera de mi corazón,
y me acaricia con la mirada.
Mientras, estas palabras.... bailan con sus manos, en mi esencia,
y ave de su amor soy, amor que cruza cielos, mares,
porque cada poema mío, es un pétalo de la luz de su pecho,
y atravesando los vientos, a su pluma llega,
porque viaja con el oro de mis susurros
destilando la tinta indeleble,
a su amor prístino.
¡Oh! si... genuina es la alianza de un diamante,
que poso en mis dedos, y quedo, como regalo de amor eterno,
iluminando, el camino de nuestras almas... para llegar nuevamente al deleite,
de quien conoce el misterio de mis suspiros...
En versos o besos, para mi poeta, gracias por el amor,
que me esposa día a día, en su pecho y entre sus brazos
renace otro sentimiento de amor inquebrantable...
Poesía.
Desde mi selva, cada vez que elevo la mirada,
donde quiera que mire…
me abraza su amor, como el azul de intenso y sereno cielo,
cuando renace la estrella, donde se besan nuestras almas,
hasta que en presencia, salga la luz,
de todo nuestro amor por la mirada...
¡Mi poeta! te sé y te encuentro,
y voy a regalarle la voz a tu mirada,
el regreso de la fugaz despedida del amor,
aun sabiendo, que eras mío....
Alegría
Issisora. María Rial
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