Todos volvemos allá donde la sangre hervía
allí donde sin saber porque, amamos la vida
allí volvemos tú y yo al recordar la espera
la que con impaciencia hacíamos, en primavera.
Me tomo un café en aquel destartalado kiosco
frío, y abatido cuando la soledad prospera
pero tú vas otros días y así nunca coincidimos
y a ti también se enfría el café que nunca tomas
pero volvemos allí como gorriones, como palomas
buscando una migaja de amor o a tu persona
Tú y yo volvemos allí buscando de nuevo el pasado
el que aunque no vuelva fue lo que más amamos.
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