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Los lameculos

Gentes hay que no nos gustan
por disímiles motivos
sus acciones nos disgustan
y se vuelven repulsivos.

Es lo mismo con nosotros
al tratar con los demás
somos ásperos a otros
por los actos o algo más.

Un dicho juicioso reza
“no somos moneda de oro”
y de ello tengo certeza
que sin dolor corroboro.

Pero de tantos defectos
que los humanos exhiben
existen unos, abyectos,
que la indulgencia prohíben.

Desdeñar los mentirosos
además los deshonestos
dejar atrás los chismosos
y los pedantes enhiestos…

Son diligencias que hacemos
sin muchas complicaciones,
con los de tales extremos
que ni ameritan menciones.

Mas hay un clan especial
de ejemplares detestables
cuyo proceder usual
les marca como impotables.

Los lameculos les llaman
-nombre que bien les asienta-
pues mientras a otros aclaman
ponen su ética en venta.

Son pobres soba chaquetas
estos vulgares borregos,
que viran como veletas
por avivar otros egos.

Arrodillados se prestan
para hacer exaltaciones
aunque jamás se molestan
por su ausencia de cojones.

Míseros desvergonzados
fariseos pestilentes
que aspiran ser encumbrados
por ensuciar a otras gentes;

O, por buscar los favores
de quienes poder ostentan,
les silencian los errores
y cuanto dicen alientan.

De estos viles sin preceptos
ahora estamos colmados…
una caterva de ineptos
jamás por valor nombrados.

Cándidos y pobres tontos
que no destacan por nada ;
siempre dispuestos y prontos
a la posición postrada.

Parásitos infecundos,
pusilánimes peleles,
apenas, falsos e inmundos
comerciantes de oropeles.

¡Cretinos de mala cuna
payasos de mala feria,
no existe defensa alguna
que exima vuestra miseria!
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Gentes hay que no nos gustan
por disímiles motivos
sus acciones nos disgustan
y se vuelven repulsivos.

Es lo mismo con nosotros
al tratar con los demás
somos ásperos a otros
por los actos o algo más.

Un dicho juicioso reza
“no somos moneda de oro”
y de ello tengo certeza
que sin dolor corroboro.

Pero de tantos defectos
que los humanos exhiben
existen unos, abyectos,
que la indulgencia prohíben.

Desdeñar los mentirosos
además los deshonestos
dejar atrás los chismosos
y los pedantes enhiestos…

Son diligencias que hacemos
sin muchas complicaciones,
con los de tales extremos
que ni ameritan menciones.

Mas hay un clan especial
de ejemplares detestables
cuyo proceder usual
les marca como impotables.

Los lameculos les llaman
-nombre que bien les asienta-
pues mientras a otros aclaman
ponen su ética en venta.

Son pobres soba chaquetas
estos vulgares borregos,
que viran como veletas
por avivar otros egos.

Arrodillados se prestan
para hacer exaltaciones
aunque jamás se molestan
por su ausencia de cojones.

Míseros desvergonzados
fariseos pestilentes
que aspiran ser encumbrados
por ensuciar a otras gentes;

O, por buscar los favores
de quienes poder ostentan,
les silencian los errores
y cuanto dicen alientan.

De estos viles sin preceptos
ahora estamos colmados…
una caterva de ineptos
jamás por valor nombrados.

Cándidos y pobres tontos
que no destacan por nada ;
siempre dispuestos y prontos
a la posición postrada.

Parásitos infecundos,
pusilánimes peleles,
apenas, falsos e inmundos
comerciantes de oropeles.

¡Cretinos de mala cuna
payasos de mala feria,
no existe defensa alguna
que exima vuestra miseria!


Wooowww que poema Jorge,muy pero muy bueno con un contenido totalmente veraz,bellos versos de muy buen ritmo,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

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