toinette
Miembro
Los tenedores
Como dos tenedores
en el cajón de la alacena
así se acomodaban en la cama.
Como una ristra de ajo oloroso
colgada detrás de la puerta
así quedaban entre piernas y quejidos.
Como la espiral de un cigarrillo apresurado
así ascendían
después de comenzada la tarea del amor.
Y así de tenedores,
se pinchaban.
Y así de humareda,
se elevaban.
Y así de ristra vieja,
se trenzaban.
Hasta quedar acomodados
sobre el costado impecable de la noche,
para mirarse,
sonreír...
y empezar de nuevo.
Como dos tenedores
en el cajón de la alacena
así se acomodaban en la cama.
Como una ristra de ajo oloroso
colgada detrás de la puerta
así quedaban entre piernas y quejidos.
Como la espiral de un cigarrillo apresurado
así ascendían
después de comenzada la tarea del amor.
Y así de tenedores,
se pinchaban.
Y así de humareda,
se elevaban.
Y así de ristra vieja,
se trenzaban.
Hasta quedar acomodados
sobre el costado impecable de la noche,
para mirarse,
sonreír...
y empezar de nuevo.