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Lucas el travestido.

Me llamo Lucas, ahora estoy con la cabeza llena de rulos porque me estoy arreglando el pelo para salir con Jaime, mi amigo. Me depilo los pelos de las piernas, afeito y me pongo un vestido negro estampado con lunares blancos que contiene volantes en el cuello, las mangas y el bajo de la falda. Me calzo con zapatos de tacón negros, me pongo pendientes y un collar de bolas blancas, me peino con el pelo rizado y me pinto los labios con pintalabios rojo carmín y los ojos con sombra verde esmeralda. Antes de salir me observo en el gran espejo de mi armario y noto que parezco más mujer que antes. Me perfumo con agua de Loewe para oler más a una dama, cojo mi bolso y salgo por la puerta de mi casa.

Habíamos quedado Jaime y yo en la entrada del parque del Retiro situada en la puerta de Alcalá. Jaime estaba esperándome y al verme nos cogimos de la mano y caminamos juntos encariñados a través del sendero que conducía al lago. Llegamos allí y nos embarcamos en una barca para disfrutar un paseo. Jaime me comentaba las tareas realizadas los días anteriores a la cita y me decía con cariño que me quería, yo también le quiero, aunque “soy hombre y no mujer”.

Me angustiaba mi problema de la transexualidad y decidí acudir a la consulta del Doctor Martín para preguntarle por el cambio del sexo masculino al femenino. El médico me dijo que tenía que seguir un tratamiento con pastillas de estrógenos durante 2-3 meses que posibilitarían el crecimiento de mis mamas, la disminución del vello masculino y conseguir caracteres más femeninos como la distribución de la grasa corporal, el tono de voz más agudo, etc. Después tendría que operarme para quitarme el pene y los testículos, elaborarme una vagina e introducir una matriz y ovarios dentro de mi abdomen. Le comenté al doctor que aceptaba la idea.

Llego a casa pensativo, pues estaba planeando mi cambio de sexo porque yo soy homosexual y me gustan los hombres, sin embargo Jaime es heterosexual y le atraen las mujeres. Me siento en un sillón, contemplo la fotografía de Jaime en un marco colocado encima de la mesa y digo “Jaime te amo, qué problema tengo que soy hombre y quiero convertirme en mujer para casarme contigo:”
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Me llamo Lucas, ahora estoy con la cabeza llena de rulos porque me estoy arreglando el pelo para salir con Jaime, mi amigo. Me depilo los pelos de las piernas, afeito y me pongo un vestido negro estampado con lunares blancos que contiene volantes en el cuello, las mangas y el bajo de la falda. Me calzo con zapatos de tacón negros, me pongo pendientes y un collar de bolas blancas, me peino con el pelo rizado y me pinto los labios con pintalabios rojo carmín y los ojos con sombra verde esmeralda. Antes de salir me observo en el gran espejo de mi armario y noto que parezco más mujer que antes. Me perfumo con agua de Loewe para oler más a una dama, cojo mi bolso y salgo por la puerta de mi casa.

Habíamos quedado Jaime y yo en la entrada del parque del Retiro situada en la puerta de Alcalá. Jaime estaba esperándome y al verme nos cogimos de la mano y caminamos juntos encariñados a través del sendero que conducía al lago. Llegamos allí y nos embarcamos en una barca para disfrutar un paseo. Jaime me comentaba las tareas realizadas los días anteriores a la cita y me decía con cariño que me quería, yo también le quiero, aunque “soy hombre y no mujer”.

Me angustiaba mi problema de la transexualidad y decidí acudir a la consulta del Doctor Martín para preguntarle por el cambio del sexo masculino al femenino. El médico me dijo que tenía que seguir un tratamiento con pastillas de estrógenos durante 2-3 meses que posibilitarían el crecimiento de mis mamas, la disminución del vello masculino y conseguir caracteres más femeninos como la distribución de la grasa corporal, el tono de voz más agudo, etc. Después tendría que operarme para quitarme el pene y los testículos, elaborarme una vagina e introducir una matriz y ovarios dentro de mi abdomen. Le comenté al doctor que aceptaba la idea.

Llego a casa pensativo, pues estaba planeando mi cambio de sexo porque yo soy homosexual y me gustan los hombres, sin embargo Jaime es heterosexual y le atraen las mujeres. Me siento en un sillón, contemplo la fotografía de Jaime en un marco colocado encima de la mesa y digo “Jaime te amo, qué problema tengo que soy hombre y quiero convertirme en mujer para casarme contigo:”


Una prosa muy realista,lo importante no es la sexualidad de la gente lo importante es que logren la felicidad,eso es lo mas importante en la vida,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

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