David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
Soñé ayer con colores,
las imágenes se hacían cada vez más claras,
los colores más vivos,
luego los sonidos,
después, de a pocos,
el tacto se hacía más fino, cada vez.
Estabas allí,
recostada, mirándome;
sonriendo;
y en ese gesto cómplice
apoyaba mi silencio,
observándote,
comenzando a jadear,
acercándome a ti...
La superficie que te sostenía
lucía un matiz pastel suave,
un celeste inusual,
como el cielo en la mañana,
un suave firmamento adornado con nubes,
soleado.
Me mirabas,
no hablabas,
no era necesario,
tu cabello y toda tu actitud
eran música,
eras, sencillamente,
el jardín primigenio,
la pasión,
el deseo íntegro,
la canción alta,
pasaje del edén...
Dame las manos,
no me dejes caer nuevamente,
invítame,
perdóname.
Me acerco,
y no puedo explicar,
por qué no puedo llegar a ti;
estoy a un solo paso,
pero la distancia no se acorta,
el tiempo no me ayuda,
tampoco lo haces tú...
Mañana soñaré de nuevo,
¡mañana en la noche otra vez lo intentaré...!
las imágenes se hacían cada vez más claras,
los colores más vivos,
luego los sonidos,
después, de a pocos,
el tacto se hacía más fino, cada vez.
Estabas allí,
recostada, mirándome;
sonriendo;
y en ese gesto cómplice
apoyaba mi silencio,
observándote,
comenzando a jadear,
acercándome a ti...
La superficie que te sostenía
lucía un matiz pastel suave,
un celeste inusual,
como el cielo en la mañana,
un suave firmamento adornado con nubes,
soleado.
Me mirabas,
no hablabas,
no era necesario,
tu cabello y toda tu actitud
eran música,
eras, sencillamente,
el jardín primigenio,
la pasión,
el deseo íntegro,
la canción alta,
pasaje del edén...
Dame las manos,
no me dejes caer nuevamente,
invítame,
perdóname.
Me acerco,
y no puedo explicar,
por qué no puedo llegar a ti;
estoy a un solo paso,
pero la distancia no se acorta,
el tiempo no me ayuda,
tampoco lo haces tú...
Mañana soñaré de nuevo,
¡mañana en la noche otra vez lo intentaré...!
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