Caballo Negro
Miembro Conocido
Desperté en mitad de las tinieblas
entre el aire fresco de un suspiro junto a mi rostro,
sin saber qué hacer en la oscuridad del mi cuarto
que solo dejada las sombras dormidas de una tenue luna ya dormida.
Dejé mi cuerpo tendido sobre las sábanas
y en esas manos tibias que sentía con cada cerrar de ojos,
donde mis sueños más escondidos se incitaban
ante la tibieza que comenzaba a sentir mi ser.
En cada luz del lucero las sombras me cubría por completo
de extrañas sensaciones que me hacían sentir inmortal,
era como una sentencia de muerte tan solo para amar
en la oscuridad de aquella noche sin igual para los dos.
Me entregue a esos labios cálidos y suaves de amor,
entregados para descubrir el placer de sentir
y cada poro en esos escalofríos se inundaba,
comenzado poco a poco a mirar en la oscuridad.
Sin saber cómo habías llegado a mí en un sueño
que era tan real que podía tocar tu piel junto a la mía,
saciando en tus manos la húmeda de esos besos
que me cubrieron hasta los rincones más ocultos.
Me perdí esa noche junto a la sed de amar
como tu única mujer desde la eternidad,
eras más que un amor platónico en mi esencia
donde esa noche finalizo por hacerme solo tuya.
Me desperté sola y despeinada sobre la cama
impregnada de tu sudor, de tus lunas y tus aromas,
que me dejaron tu huella sobre mí para amarte
desde esa noche en nuestra eternidad más que celestial.
2015 - 7 - 26
Maru Parodi o Caballo Negro - Chile
Derechos reservados de autor
entre el aire fresco de un suspiro junto a mi rostro,
sin saber qué hacer en la oscuridad del mi cuarto
que solo dejada las sombras dormidas de una tenue luna ya dormida.
Dejé mi cuerpo tendido sobre las sábanas
y en esas manos tibias que sentía con cada cerrar de ojos,
donde mis sueños más escondidos se incitaban
ante la tibieza que comenzaba a sentir mi ser.
En cada luz del lucero las sombras me cubría por completo
de extrañas sensaciones que me hacían sentir inmortal,
era como una sentencia de muerte tan solo para amar
en la oscuridad de aquella noche sin igual para los dos.
Me entregue a esos labios cálidos y suaves de amor,
entregados para descubrir el placer de sentir
y cada poro en esos escalofríos se inundaba,
comenzado poco a poco a mirar en la oscuridad.
Sin saber cómo habías llegado a mí en un sueño
que era tan real que podía tocar tu piel junto a la mía,
saciando en tus manos la húmeda de esos besos
que me cubrieron hasta los rincones más ocultos.
Me perdí esa noche junto a la sed de amar
como tu única mujer desde la eternidad,
eras más que un amor platónico en mi esencia
donde esa noche finalizo por hacerme solo tuya.
Me desperté sola y despeinada sobre la cama
impregnada de tu sudor, de tus lunas y tus aromas,
que me dejaron tu huella sobre mí para amarte
desde esa noche en nuestra eternidad más que celestial.
2015 - 7 - 26
Maru Parodi o Caballo Negro - Chile
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