JAVIER TOMAS
Sub Administrador
MELANCOLÍA.
Un día, al atardecer
perdí mis pasos,
y mi destino.
Hallé en las sombras,
las largas sombras del ocaso,
la suave caricia
de la frágil pena.
Me susurró entre brisas
me besó con finos labios
me conquistó la dulzura
de su hermoso nombre,
melancolía.
Ardí en la pira de la inconsciencia
y su calor me confortaba
suero que aliviaba mi sed,
manta que arropaba mis noches.
Fui su amante,
su marido,
y aunque de flores
su lejana tumba,
mi boca , con nostalgia,
pronuncia su nombre,
melancolía.
Un día, al atardecer
perdí mis pasos,
y mi destino.
Hallé en las sombras,
las largas sombras del ocaso,
la suave caricia
de la frágil pena.
Me susurró entre brisas
me besó con finos labios
me conquistó la dulzura
de su hermoso nombre,
melancolía.
Ardí en la pira de la inconsciencia
y su calor me confortaba
suero que aliviaba mi sed,
manta que arropaba mis noches.
Fui su amante,
su marido,
y aunque de flores
su lejana tumba,
mi boca , con nostalgia,
pronuncia su nombre,
melancolía.