JAVIER TOMAS
Sub Administrador
Tras el cristal
las gotas corren
como el tiempo
seguidas por mi mirada
en un lacónico esperar
mientras la vida pasa por la acera,
y por mi alma, la soledad.
Que mis latidos
son las voces de un coro
que acompañan mi profundo
respirar,
gemidos de un pecho oprimido
que olvido un día como gritar.
Y el amor pasa por mi ventana,
el niño, el anciano, el peregrino,
escapando de mis dedos
un gemido
por no poderlo tocar.
El vidrio me impide volar
acurrucado en este sofá
de cálida tela
y cómodo abrigo
que me tiene como un mendigo
pidiendo limosna
a la soledad.
Que el tren siga su viaje,
yo encontré mi estación,
ligero voy de equipaje
tan solo un cestillo
de tentación.
las gotas corren
como el tiempo
seguidas por mi mirada
en un lacónico esperar
mientras la vida pasa por la acera,
y por mi alma, la soledad.
Que mis latidos
son las voces de un coro
que acompañan mi profundo
respirar,
gemidos de un pecho oprimido
que olvido un día como gritar.
Y el amor pasa por mi ventana,
el niño, el anciano, el peregrino,
escapando de mis dedos
un gemido
por no poderlo tocar.
El vidrio me impide volar
acurrucado en este sofá
de cálida tela
y cómodo abrigo
que me tiene como un mendigo
pidiendo limosna
a la soledad.
Que el tren siga su viaje,
yo encontré mi estación,
ligero voy de equipaje
tan solo un cestillo
de tentación.
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