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Mi fracaso bajo la luz

He renunciado a ti,
como el cielo a las aves.
Te creí amapola al amanecer,
eran ilusiones
de un alma enamorada
que brillaba,
en las ánforas de tus ojos.
Te marchaste
de los velos de mi piel
con una sonrisa
que abrió heridas a mi esencia,
y te imaginé blanca
como una luna de playa,
me di cuenta, tarde ya,
que eras una fantasía.
Te amo,
es cierto, pero de que vale
si eres oscuridad,
una hiena sedienta
de amores confitados,
basta de armar rompecabezas
con mi sinceridad;
compraré barcos de azulejos
y partiré lejos de tu faro
ya no tengo puerto,
solo un continente solitario.
Hoy siento mis alas roídas
por tus mentiras,
gané una libertad que no se compara
con las estepas del universo,
pero helada como los Alpes
que se congelan a mis pies.
He renunciado a ti,
escupiendo trozos de amargura,
dejando volar un recuerdo
que atornilla mis sienes
a tu magra sombra,
y me niego a tenerte
entre las aguas muertas
que corren en mis manos,
mis lágrimas se transforman
en cristales que cortan,
el último suspiro que te brindo
antes de negar tu nombre tres veces
y morir en el hastío,
de mi fracaso bajo la luz.

Derechos reservados.
 
Última edición:

Lyliam

Miembro Conocido
Difícil poema querida Yaneth, la renuncia al amor debería de ser solo por amor. La vida siempre es cuesta arriba pero tiene ventajas, cuando se suelta lastre vamos más livianos amiga. Un abrazote siempre.
 

Ligia Rafaela

Miembro Conocido
Amiga..Emotivo sentir de tu alma y esencia...
Poesía espléndida y verdaderas letras que brota de
la pluma excelente de tu bello trabajo poético.

mis felicitaciones y respetos.

 

Adjuntos

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
He renunciado a ti,
como el cielo a las aves.
Te creí amapola al amanecer,
eran ilusiones
de un alma enamorada
que brillaba,
en las ánforas de tus ojos.
Te marchaste
de los velos de mi piel
con una sonrisa
que abrió heridas a mi esencia,
y te imagine blanca
como una luna de playa,
me di cuenta, tarde ya,
que eras una fantasía.
Te amo,
es cierto, pero de que vale
si eres oscuridad,
una hiena sedienta
de amores confitados,
basta de armar rompecabezas
con mi sinceridad;
comprare barcos de azulejos
y partiré lejos de tu faro
ya no tengo puerto,
solo un continente solitario.
Hoy siento mis alas roídas
por tus mentiras,
gane una libertad que no se compara
con las estepas del universo,
pero helada como los Alpes
que se congelan a mis pies.
He renunciado a ti,
escupiendo trozos de amargura,
dejando volar un recuerdo
que atornilla mis sienes
a tu magra sombra,
y me niego a tenerte
entre las aguas muertas
que corren en mis manos,
mis lágrimas se transforman
en cristales que cortan,
el último suspiro que te brindo
antes de negar tu nombre tres veces
y morir en el hastío,
de mi fracaso bajo la luz.

Derechos reservados.

Renunciar al amor y a la felicidad siempre es doloroso ,tus versos están bañados de bella melancolía en su sentir,precioso poema,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

MARIPOSA NEGRA

********
hermosos versos Yaneth, no es fácil renunciar al amor, pero a veces no queda otro remedio, un enorme placer leerte, besos
 
He renunciado a ti,
como el cielo a las aves.
Te creí amapola al amanecer,
eran ilusiones
de un alma enamorada
que brillaba,
en las ánforas de tus ojos.
Te marchaste
de los velos de mi piel
con una sonrisa
que abrió heridas a mi esencia,
y te imaginé blanca
como una luna de playa,
me di cuenta, tarde ya,
que eras una fantasía.
Te amo,
es cierto, pero de que vale
si eres oscuridad,
una hiena sedienta
de amores confitados,
basta de armar rompecabezas
con mi sinceridad;
compraré barcos de azulejos
y partiré lejos de tu faro
ya no tengo puerto,
solo un continente solitario.
Hoy siento mis alas roídas
por tus mentiras,
gané una libertad que no se compara
con las estepas del universo,
pero helada como los Alpes
que se congelan a mis pies.
He renunciado a ti,
escupiendo trozos de amargura,
dejando volar un recuerdo
que atornilla mis sienes
a tu magra sombra,
y me niego a tenerte
entre las aguas muertas
que corren en mis manos,
mis lágrimas se transforman
en cristales que cortan,
el último suspiro que te brindo
antes de negar tu nombre tres veces
y morir en el hastío,
de mi fracaso bajo la luz.

Derechos reservados.
YANETH

¡Qué enérgicos versos!

Un adiós definitivo.

Abrazos y besos quiteños,

Guillermo.

 

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