DR Jose Roberto Hernandez
Miembro Conocido
Mi hija es verde
Mi hija es verde, es mucho más allá de una mezcla cromática, más importante que un azul enredado con un pálido amarillo.
Mi hija es la mezcla de las mañanas, del cielo carente de nubes y del gran astro que nos da calor y a veces nos sofoca.
Ella realmente es de un verde insólito. No es un tono oscuro o apagado olivo de uniformes; mi hija tiene el brillo de sol y la profundidad del cielo.
Es así, es un producto que se conduce a si misma.
Mi hija es el amor por el bosque, por las pinturas, es la antitesis de lo sintético, es la naturaleza en par de ruedas.
Gime y llora por los animales, cualquiera de ellos ya le conoce. Su amor es intrincado, es poco común y su expresión es difícil de acatarla.
Mi retoño, no es aun flor, es un permanente botón de rosa, un verde potencial de las bellezas.
Mi hija es verde, ama los más puros aires y decidió bendecir sus lástimas.
Sus defectos son mi culpa y sus virtudes son infantas.
Es guardiana de rencores, de los celos amarillos y de puntas de una lanza.
Es también una respuesta del desgarro de mi alma.
Ella no enseña flores, prefiere las hojas y las ramas, no se imagina como una sonrisa suya, puede rejuvenecer mi savia, ni tampoco creo estime como se arruga igual con una palabra.
Vampi
Mi hija es verde, es mucho más allá de una mezcla cromática, más importante que un azul enredado con un pálido amarillo.
Mi hija es la mezcla de las mañanas, del cielo carente de nubes y del gran astro que nos da calor y a veces nos sofoca.
Ella realmente es de un verde insólito. No es un tono oscuro o apagado olivo de uniformes; mi hija tiene el brillo de sol y la profundidad del cielo.
Es así, es un producto que se conduce a si misma.
Mi hija es el amor por el bosque, por las pinturas, es la antitesis de lo sintético, es la naturaleza en par de ruedas.
Gime y llora por los animales, cualquiera de ellos ya le conoce. Su amor es intrincado, es poco común y su expresión es difícil de acatarla.
Mi retoño, no es aun flor, es un permanente botón de rosa, un verde potencial de las bellezas.
Mi hija es verde, ama los más puros aires y decidió bendecir sus lástimas.
Sus defectos son mi culpa y sus virtudes son infantas.
Es guardiana de rencores, de los celos amarillos y de puntas de una lanza.
Es también una respuesta del desgarro de mi alma.
Ella no enseña flores, prefiere las hojas y las ramas, no se imagina como una sonrisa suya, puede rejuvenecer mi savia, ni tampoco creo estime como se arruga igual con una palabra.
Vampi