Pruden Tercero Nieto
Miembro Activo
Amanecer…
Ayes de caña de bambú
que un padre cherokee
dirige a su hija recién nacida
antes de partir…
que entretejen su manto
de heridas y plegarias a lo largo del tiempo
entre la amplia estepa india,
el río Colorado,
las grandes llanuras de Oklahoma,
Kansas, Texas, Minnesota…;
hasta las Rocosas , bosques de coníferas
y grandes lagos…
Rumor
de niños pequeños, flautas
de gorriones y calandrias,
de cultura Cahokia, Anasazi,
que revolotean, manos de sal, sobre las nubes
que sobrevuelan mapu, nuestra tierra,
para abrazar no una, no ciento, no miles
si no ciento de miles en el wenu mapu, su cielo,
a los Ngen, los espíritus primordiales, a Elmapu, Mamá naturaleza,
y a Ngenechén, Antu, Elche,
los Papás buenos indios…
Caña de azúcar…
Pequeño tamtam
que suscita
arroyos,
relinchos
de caballos, lobos, bisontes y búfalos en libertad,
el grito de tanto piel
roja
de tanto hermano indio
seminola, alibamu, apalachee, cherokee,
catawba, waccamaw, sioux…
que asoma
sus hermanas plegarias
sus hermanos quehaceres
de pronto pequeños ante las montañas sagradas
de sus hermanos antepasados muertos
a manos del hombre blanco, ayayyaya…
Tubos de lluvia…
Conchas de caracol
reveladoras
de unas palabras
de unos rituales
de unos espíritus de libertad
entretejidos
del rumio de tanta y tanta mujer india
con sus niños a cuestas
de tanto y tanto indio anciano
que trenza cuentos al socarie de la lumbre,
de tanto y tanto cultivo de patatas, de tomates,
de aguacate, de mandioca, de ananá...
de aquellas palabras que el papá cherokee
dirigiera a su hija pequeña
y que hoy vuelan una vez más
libres como el viento
a nuestras manos, a nuestros ojos, a nuestros latidos…
Pruden Tercero Nieto septiembre de 2013
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