Mi amor malentedido,
no alcanza a contar las penas,
de este mundo dolorido.
Rimo y rimando voy,
con las penas que es mi verso.
Y cómo nunca fuí converso,
aprendí escuchando a las viejas.
A un consejo me atrevo;
Nunca dudéis de su solera,
de su mente cristiana,
dolorida y sin odio.
Yo sólo me fio de mi madre,
decían esas viejas.
no alcanza a contar las penas,
de este mundo dolorido.
Rimo y rimando voy,
con las penas que es mi verso.
Y cómo nunca fuí converso,
aprendí escuchando a las viejas.
A un consejo me atrevo;
Nunca dudéis de su solera,
de su mente cristiana,
dolorida y sin odio.
Yo sólo me fio de mi madre,
decían esas viejas.
Última edición: