Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Son hijos de mi cerebro,
por eso los quiero tanto;
hay algunos, por su encanto,
que hasta les digo un requiebro.
Y es que con ellos vertebro
la razón de mi existencia,
los escribí con paciencia
y sé que llegará el día
que, cuando acabe la mía,
su vida oculte mi ausencia.
Me refiero a mis poemas,
supongo que queda claro,
y a nadie le suene a raro
pues son mis bellas diademas.
No me han causado problemas
cual mis otras creaciones,
al no engendrar más pasiones
que agrade o no su ternura,
su valía y su dulzura,
su belleza y sus razones.
No sé si tendré talento,
pero lo mismo que a un niño
los engendré con cariño
y no les negué el sustento.
¡Id al mundo si mi aliento
se agota, como es mandado!
¡Sed huella de mi pasado
y dadme paso a la gloria,
para que quede en la Historia
mi poético legado!
Yo moriré, mas mis versos
conmigo no han de morir.
Al contrario, ¡han de vivir
para siempre y no dispersos!
Tratan de temas diversos,
pero más hablan de amor.
Por mi cariño y mi ardor
fueron por mi genio escritos,
¡nadie los llame malditos
denles su justo valor!
Así puedo ya, tranquilo,
afrontar bien a la Muerte...
Total, es la misma suerte
que a todos nos tiene en vilo.
Siempre pendiente de un hilo,
la vida del hombre es tal.
Para que luego, al final,
a todos llegue lo mismo:
Todos al eterno abismo,
¡el rico y el pobre igual!
por eso los quiero tanto;
hay algunos, por su encanto,
que hasta les digo un requiebro.
Y es que con ellos vertebro
la razón de mi existencia,
los escribí con paciencia
y sé que llegará el día
que, cuando acabe la mía,
su vida oculte mi ausencia.
Me refiero a mis poemas,
supongo que queda claro,
y a nadie le suene a raro
pues son mis bellas diademas.
No me han causado problemas
cual mis otras creaciones,
al no engendrar más pasiones
que agrade o no su ternura,
su valía y su dulzura,
su belleza y sus razones.
No sé si tendré talento,
pero lo mismo que a un niño
los engendré con cariño
y no les negué el sustento.
¡Id al mundo si mi aliento
se agota, como es mandado!
¡Sed huella de mi pasado
y dadme paso a la gloria,
para que quede en la Historia
mi poético legado!
Yo moriré, mas mis versos
conmigo no han de morir.
Al contrario, ¡han de vivir
para siempre y no dispersos!
Tratan de temas diversos,
pero más hablan de amor.
Por mi cariño y mi ardor
fueron por mi genio escritos,
¡nadie los llame malditos
denles su justo valor!
Así puedo ya, tranquilo,
afrontar bien a la Muerte...
Total, es la misma suerte
que a todos nos tiene en vilo.
Siempre pendiente de un hilo,
la vida del hombre es tal.
Para que luego, al final,
a todos llegue lo mismo:
Todos al eterno abismo,
¡el rico y el pobre igual!