Mariana Cuaspa
Miembro Conocido
Con ellos atrapé la ternura de una mirada.
En ellos dibujé la melancolía
cuando con apuro llegan en la noche.
Logré recorrer el camino de la ausencia
y viajar por los recuerdos.
Ver como en las tardes
su aliento despertaba
el perfume de un beso.
Con mis versos pude pintar
ese sentimiento que duele
cuando sabes que llegaste tarde
y que el alma, en su tristeza gime.
Pude acariciar la primavera con ellos,
hice tantos con los suspiros
de un largo invierno.
En ellos desnudé mi alma
en esos días de lluvia.
Fueron reconociendo
la inocencia pintada en un beso.
Con ellos no me rendí, no me cansé.
Versos que llenaron mi memoria
fue la costumbre de hacer poesía,
costumbre que alteró mis sueños.
¡Cuántas veces se alejaron!
¡Cuántas veces se hicieron ajenos!
Sigo intentando escribirle
a las despedidas, a la soledad
a la amistad.
También en ellos dibujé la felicidad.
Escribiendo le gané al tiempo lo que perdí,
con mis letras lo recuperé.
Haciendo poesía pude enredarme
tantas veces, en los cabellos de esa dulce ilusión.
Los puse sobre su piel.
Logré que estos versos
tengan dueño
que siendo míos... Sean suyos.
En ellos dibujé la melancolía
cuando con apuro llegan en la noche.
Logré recorrer el camino de la ausencia
y viajar por los recuerdos.
Ver como en las tardes
su aliento despertaba
el perfume de un beso.
Con mis versos pude pintar
ese sentimiento que duele
cuando sabes que llegaste tarde
y que el alma, en su tristeza gime.
Pude acariciar la primavera con ellos,
hice tantos con los suspiros
de un largo invierno.
En ellos desnudé mi alma
en esos días de lluvia.
Fueron reconociendo
la inocencia pintada en un beso.
Con ellos no me rendí, no me cansé.
Versos que llenaron mi memoria
fue la costumbre de hacer poesía,
costumbre que alteró mis sueños.
¡Cuántas veces se alejaron!
¡Cuántas veces se hicieron ajenos!
Sigo intentando escribirle
a las despedidas, a la soledad
a la amistad.
También en ellos dibujé la felicidad.
Escribiendo le gané al tiempo lo que perdí,
con mis letras lo recuperé.
Haciendo poesía pude enredarme
tantas veces, en los cabellos de esa dulce ilusión.
Los puse sobre su piel.
Logré que estos versos
tengan dueño
que siendo míos... Sean suyos.