Se desboca el corcel
de mi corazón
sobre el sol naciente
de la ilusión.
Asciende mi deseo
con tu roce peregrino.
Hoy tus manos son el navío
de mi infinito.
Brújula de mis astros
abriste el umbral del milagro,
tramo a tramo
peinaste la senda de los rayos.
Sueño o no ¡Eres mío!
Bajo el cielo diamantino
de tus ojos,
estoy durmiendo en tus brazos.
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