Jorge Toro
Miembro Conocido
No digas más que me quieres,
todas tus aspiraciones
a esta hora son ficciones
y es correcto que te enteres.
Por más que te desesperes
es una verdad tangible
que lo nuestro es imposible,
en razón del compromiso
que tomaste de improviso
por vengarte… ¡asunto horrible!
No digas más que me quieres
porque tu voz llega tarde
después de que con alarde
mataste nuestros ayeres.
Es inútil que hoy esperes
que nos hagamos amantes
y retornen los instantes
fervientes de aquél pasado,
en que estaba enamorado
y vivíamos radiantes…
No digas más que me quieres
lo nuestro es caso perdido,
no fue lo que habría sido
por tus tontos aceleres.
De pronto otra vez te alteres
y me maldigas furiosa,
devolviéndome insidiosa
un agravio destemplado,
como tantos que me has dado
por una o por otra cosa…
No digas más que me quieres
me suena a verso gastado,
te he dejado en el pasado
y atiendo otros menesteres.
En mi vida ya no eres
más que una anécdota vieja,
por sobretodo compleja,
que por poco me fulmina
y me provoca la ruina
a fuerza de tanta queja…
Quédate con tu marido
mientras el pobre te aguante.
¡Si pudiste echarle el guante
podrás mantenerlo asido!
Recuerda, siempre has querido
tener en casa un borrego
que se porte como un ciego,
que arrodillado te clame
y con angustia te llame
cuando lo hechice tu fuego.
Para mi bien, hoy te digo
que he superado esa etapa,
te he borrado de mi mapa
y nada quiero contigo.
Mi vida es claro testigo
de mi plena indiferencia
y si tomé la licencia
de escribirte esta cuartilla
es la razón muy sencilla:
!Deja ya tanta insistencia!
todas tus aspiraciones
a esta hora son ficciones
y es correcto que te enteres.
Por más que te desesperes
es una verdad tangible
que lo nuestro es imposible,
en razón del compromiso
que tomaste de improviso
por vengarte… ¡asunto horrible!
No digas más que me quieres
porque tu voz llega tarde
después de que con alarde
mataste nuestros ayeres.
Es inútil que hoy esperes
que nos hagamos amantes
y retornen los instantes
fervientes de aquél pasado,
en que estaba enamorado
y vivíamos radiantes…
No digas más que me quieres
lo nuestro es caso perdido,
no fue lo que habría sido
por tus tontos aceleres.
De pronto otra vez te alteres
y me maldigas furiosa,
devolviéndome insidiosa
un agravio destemplado,
como tantos que me has dado
por una o por otra cosa…
No digas más que me quieres
me suena a verso gastado,
te he dejado en el pasado
y atiendo otros menesteres.
En mi vida ya no eres
más que una anécdota vieja,
por sobretodo compleja,
que por poco me fulmina
y me provoca la ruina
a fuerza de tanta queja…
Quédate con tu marido
mientras el pobre te aguante.
¡Si pudiste echarle el guante
podrás mantenerlo asido!
Recuerda, siempre has querido
tener en casa un borrego
que se porte como un ciego,
que arrodillado te clame
y con angustia te llame
cuando lo hechice tu fuego.
Para mi bien, hoy te digo
que he superado esa etapa,
te he borrado de mi mapa
y nada quiero contigo.
Mi vida es claro testigo
de mi plena indiferencia
y si tomé la licencia
de escribirte esta cuartilla
es la razón muy sencilla:
!Deja ya tanta insistencia!