Siento una rabia
tan grande
en mi corazón,
que para no perder
la razón
voy a compartirla
con ustedes.
Yo no creo
que el taitita Dios
haya actuado
con mala intención
cuando hizo
la repartición
de los bienes terrenales,
pero, que se cayó,
se cayó
y no hay otra vuelta
que darle.
La única explicación
que cabe,
es que seguramente
delegó la función
en algún subalterno,
medio chalado del mate,
porque,
que dejó la embarrá,
... la dejó.
Porque,
como cresta
me explico yo,
que algunos viejos
abusadores
luzcan dientes
asquerosamente
blancos,
tan parejos
como un cepillo
y en cambio,
a este pobre verdejo,
le queda solamente,
¡uno!
entre dos colmillos.
No hay derecho.
Este señor,
a la repartija
le pegaba,
tan re´pocazo,
que como jugador
de póker,
seguramente,
habría sido
un fracaso,
porque,
putas que repartió
mal las cartas.
A los menos
les dio escala real
y a los más,
simplemente un par
y a veces,
ni tan siquiera eso.
Damas presentes,
déjenme,
de mentiroso.
Cuando están
en su casa
y ven al marido
achacoso
que les tocó en suerte,
¿no mueven la cabeza,
tristemente
diciéndose
a si mismas?
¡ Tienes
lo que te mereces,
...por estúpida!
¿Y que dicen
los varones
cuando ven pasar
a esos bombones,
de cintura estrecha
y traseros
levantados,
que por donde
caminan,
dejan
un rastro perfumado?
¿Qué piensan,
cuando besan
a la vieja
que les espera
en el rancho,
pasada a la cera
y al ajo
y aún sin afeitarse.
Y más encima.
piden el,
¡becho, becho!
¡Hummm...!
No hay derecho
y creo que alguien
nos debe,
… una explicación.