Poeta Errante
Miembro Conocido
Noche de hambre para la fiera,
no tiene una moneda para salir,
de noche, sexo y drogas con su nena.
Mas calza su fierro herrumbrado,
del calibre 38, un viejo a bajo precio,
se lo ha entregado.
Rumbea pa’ el norte,
allí hay chicos tontos,
con autos caros de papi y mucho filo.
Ha de treparse a su motocicleta mal habida,
pues sus ruedas destilan sangre,
mas no ha de pensar en eso
solo en forrarse con un gil que no aguante.
La zona esta concurrida, mira pa’ todos lados
y busca una calle escondida,
lugar perfecto para su guarida.
Horas ha de esperar, ningún fulano para apretar,
en eso vislumbra una sombra, un obrero,
cargando a cuestas el cansancio de la obra.
Le salta como un gato al ratón, arma en mano y de valentón,
le exige dinero, el trabajador le toma el arma
mas su manos fuertes le quitan el Emith and Wesson,
Ladrón ahora preso del miedo intenta alcanzar su fierro,
el obrero cierra su puño y le asesta un golpe certero,
la luna mira como ese pobre diablo quedo tendido en el suelo.
Justicia que pide el pueblo se niega,
mas el obrero impuso la ley de Dios,
“no robaras” mas el hombre camina dejado al mal criado tras su cuello.
Autor: Poeta Errante
Argentina.
no tiene una moneda para salir,
de noche, sexo y drogas con su nena.
Mas calza su fierro herrumbrado,
del calibre 38, un viejo a bajo precio,
se lo ha entregado.
Rumbea pa’ el norte,
allí hay chicos tontos,
con autos caros de papi y mucho filo.
Ha de treparse a su motocicleta mal habida,
pues sus ruedas destilan sangre,
mas no ha de pensar en eso
solo en forrarse con un gil que no aguante.
La zona esta concurrida, mira pa’ todos lados
y busca una calle escondida,
lugar perfecto para su guarida.
Horas ha de esperar, ningún fulano para apretar,
en eso vislumbra una sombra, un obrero,
cargando a cuestas el cansancio de la obra.
Le salta como un gato al ratón, arma en mano y de valentón,
le exige dinero, el trabajador le toma el arma
mas su manos fuertes le quitan el Emith and Wesson,
Ladrón ahora preso del miedo intenta alcanzar su fierro,
el obrero cierra su puño y le asesta un golpe certero,
la luna mira como ese pobre diablo quedo tendido en el suelo.
Justicia que pide el pueblo se niega,
mas el obrero impuso la ley de Dios,
“no robaras” mas el hombre camina dejado al mal criado tras su cuello.
Autor: Poeta Errante
Argentina.