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Miembro Conocido
Sobrecogió el espanto mi pobre corazón
cuando mi carne y huesos aquel funesto día
con un grito vibrante y estando en agonía
mi mente era tiniebla, perdida la razón.
Con profunda tristeza buscaba solución
al viento mortecino sin nubes de alegría
que en noche de sepulcro la muerte y compañía
sueño de eternidad me daba en ocasión.
Preso mi cuerpo y alma en aquel pulgatorio
mi espíritu se libra de Diablos en batalla,
donde las llamas, humo, dominan ese emporio.
Perplejo y aterrado mi fe nunca se calla
y pensando que todo es falso e ilusorio
veo venir a Dios, que rezando me halla.
01/07/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
cuando mi carne y huesos aquel funesto día
con un grito vibrante y estando en agonía
mi mente era tiniebla, perdida la razón.
Con profunda tristeza buscaba solución
al viento mortecino sin nubes de alegría
que en noche de sepulcro la muerte y compañía
sueño de eternidad me daba en ocasión.
Preso mi cuerpo y alma en aquel pulgatorio
mi espíritu se libra de Diablos en batalla,
donde las llamas, humo, dominan ese emporio.
Perplejo y aterrado mi fe nunca se calla
y pensando que todo es falso e ilusorio
veo venir a Dios, que rezando me halla.
01/07/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.