Encarna Romero
Miembro Conocido
Olor a crisantemos
(A la memoria de Francisca)
Ella subía despacio por la ancha alameda
ladeada por alargados pinos.
El olor a flores era dulce e intenso,
principalmente el de los crisantemos.
En aquel cementerio siempre había crisantemos:
blancos, amarillos o de color rosa.
Siempre había un suave perfume flotando en el aire.
El viento casi siempre soplaba en esa pequeña colina,
adornada de mármol y de flores, donde por fin,
podía el viajero descansar en su última morada terrenal.
Cuantas veces ella vagaba por entre las tumbas:
las lujosas, las sencillas, las adornadas o las abandonadas.
Hoy ella se ha acordado de aquel bello lugar de descanso
porque allí, desde hace mucho,
descansa alguien que hoy cumpliría sus años.
Pero ella no puede estar allí porque está muy, muy ... muy lejos.
Hoy, madre, me gustaría poder haberte llevado crisantemos
amarillos... muchos y muy perfumados;
pero, te escribo estas sencillas letras
y las soplo rumbo al infinito...
Encarna Romero - España (16/03/2013)
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